Querido amigo: No he sido sincera con lo que te conté del sobre anónimo. Todo ha empezado hace ocho meses, un domingo por junio. Venía, sola como siempre, de dar un paseo por la mañana, y me encontré con un amigo. Nos habíamos conocido en un curso de pintura. Nos saludamos. Me invita a tomar algo. Me siento tan bien que acepto, aunque con miedo de que mi marido nos viese. No quiero más problemas de tensiones ni silencios. Hacía una mañana maravillosa. Empezamos a charlar. No recuerdo cómo fue, pero me propone dar un paseo por la Sierra. Dudé, porque no quiero engañar a mi marido. Pero acepté. A esa hora mi marido se va no sé dónde hasta la hora de comer. Tomamos el coche. Subimos por la Sierra. Nos paramos frente a un paisaje maravilloso. Córdoba, la Campiña, los montes... Entonces, ¡la sorpresa! Este hombre empieza a hablarme y me dice que lleva año y medio enamorado de mí, desde el curso de pintura. Pero me lo decía de una manera tan tierna, que me olvidé de todo. Recuerdo que me hablaba mirando hacia el paisaje y jugando con una brizna de hierba. Contarte cómo me sentí me llevaría mucho tiempo. ¡Eran tantas emociones! Y ahí empezó todo. Desde entonces no vivo; lo veo todo distinto. Siento una alegría inmensa e inmediatamente un miedo insoportable. Me digo que esto es una locura, y al momento siguiente, que esto no puede pasarme a mí y que quiero que me pase, que necesito que me pase y que me siga pasando. Y siempre con el miedo de que mi marido me descubra algo. Y unos sentimientos de culpa terribles. Yo no quiero esto, y sin embargo lo necesito. Empecé a recibir unos correos de amor maravillosos. Y también poesías. Así fue cómo empezó todo hasta llegar a esa mañana de finales de octubre en que me viste llorar en el parque. Sólo este hombre sabe que soy la mujer de estas cartas en el periódico. Me sentí tan bien que se lo dije. No le importa que te escriba de él siempre que no diga el nombre. Está divorciado. Vive solo, en la otra punta de Córdoba. Tiene un nieto. Se va a jubilar de una empresa. Te iré contando lo que ha sucedido hasta ahora. Ya no puedo más vivir tantas emociones en este silencio. Gracias por darme la oportunidad. Espero que no te molesten las tonterías de una mujer del montón. Pero como nadie va a saber nunca quién soy...

* Escritor