Los asesores que forzosamente debe tener la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, harían bien en ponerse las pilas y cuidar más a su jefa, para que no caiga en los ridículos de los que a veces es víctima por despistes normales en una persona atosigada de obligaciones. El viernes se celebraba en Madrid el Día Sin Coche, con motivo de la semana de la movilidad, y si está mal que los ciudadanos hagan poco caso, peor es que la alcaldesa se olvide de su propia convocatoria. Carmena acudió al Ayuntamiento en metro, pero luego se olvidó y fue a un acto en coche. Cuando se lo reprocharon, dijo que había «metido la pata» y regresó a su despacho en autobús.