Ha venido a mi memoria, a cuenta de la «muerte y resurrección» de Sánchez y por ende del PSOE, un pequeño recorte periodístico que aún guardo desde hace al menos 30 años... A modo de microrelato, más que de artículo en sí mismo, el firmante, un tal Copérnico, describía con espeluznante realismo cómo el pueblo de Jerusalén había pasado en apenas una semana (la que va del Domingo de Ramos al de Resurrección) de acoger, alabar y exaltar la figura de Cristo a crucificarlo sin contemplaciones...Habla el texto de lo voluble del personal, de lo inconstante del carácter humano... De que no se podía culpar ni a las manipulaciones de la prensa ni a las agencias de información de aquel cambio de opinión tan drástico...Y que si eso fue así tal y como relatan los textos, Cristo además de crucificado, debió morir también de asco.

El ser humano es «asín» (digo yo, no decía él), veleidoso, caprichoso, frívolo, cambiante, antojadizo, inconstante, inestable.

Necesita líderes a quienes seguir...Y sin embargo necesita recordarse de vez en cuándo que tiene el poder de decidir, de una forma u otra cuándo, cómo y a quién elevar a los altares de la mayoría absoluta o bajar al infierno del grupo mixto.

A Sánchez lo crucificó su propio partido, presuntamente... Y lo han resucitado las bases del mismo partido. Sin presuntamente después de su personal peregrinaje casi, casi, puerta a puerta de sedes locales.

Y yo que no daba menos de 10 años de UCI con alguna que otra reanimación cardiopulmonar al PSOE después de la segunda convocatoria de elecciones, tengo que admitir que ha pasado de 0 a 100 en menos que cargas una adrenalina en bolo. Y que según las últimas encuestas de intención de voto, amenaza con pedir el alta voluntaria y salir andando por su propio pie de la izquierda hospitalaria política.

Y las encuestas no mienten... Ni los encuestados. Doy fe de ello por mis 4 años como entrevistadora para estudios de opinión en vísperas de elecciones o no.

La gente, el pueblo, la masa (Copérnico dixi) presuntos votantes todos, te cantan hasta la Traviata si es necesario... Opinan, califican y descalifican a los candidatos, se quejan de sus gestiones y acciones de gobierno. Y además exigen que su queja quede reflejada.

Pero miedo me da pensar que una vez llegados a pie de urna el personal vuelva a aquel Jerusalén de hace más de 2000 años y Sánchez pase de la exaltación a la definitiva condena y crucifixión política. Y ahí si que no habrá dios bendito que lo salve.

Porque una cosa es una cosa... Y otra cosa son dos cosas. Una cosa es dirigir un partido político y otra dirigir un país, por muy alto, guapo y bien hablado que sea.

El INRI clavado a la cabecera del madero, vendrá dado por aquellos que formaron la gestora y ahora se sientan pacientemente a las puertas de Ferraz a esperar acontecimientos y con ellos a ver pasar el cadáver de su enemigo... Políticamente hablando, claro está.

Pero en todo caso, Sánchez, como Cristo ya ha pasado a la historia por su muerte y resurrección.

Ahora nos queda saber si igualmente ascenderá a los cielos para gloria y salvación de sus discípulos y votantes.

En un sinvivir viviendo me hallo, lo confieso.

* Poeta a tiempo parcial