Muñoz Molina, en su reciente Un andar solitario entre la gente nos muestra todo un tratado de deambulogía entre visionario y apocalíptico con solo un lápiz, un cuaderno y una grabadora con los que se lanza a apropiarse de la vida cotidiana de una ciudad para prestar oído alerta a los auténticos sonidos de la vida.

Entre prisas, aturdimientos, distracciones y urgencias, busca una música de las palabras que sea al mismo tiempo la de la poesía y la de la vida diaria, la de los anuncios y la de los periódicos, la de las revista de moda, la de los mensajes eróticos y la de las profecías falsas de los horóscopos. Paseos, a modo de un nuevo Robison urbano por las ciudades que ha conocido, que son sinónimo de libertad, pero a la vez también de infinitas soledades.

Se trata de una especie de diario del instante presente, una arqueología de lo inmediato, de aquello que acontecía mientras apuntaba escribía esta obra sin argumento ni trama precisa, como los atentados de Niza, la exposición del Bosco en el Prado, los pokemon go, el apocalipsis zombie en la ciudad de Mexico, a través de la escritura automática en absoluta libertad del que se deja llevar por el puro narrar gratuito.

Es una escritura de difícil calificación del que prefiere caminar si lo que se quiere es conocer a fondo una ciudad, como fue el caso de De Quincey, que cambiaba de ciudad con mucha frecuencia. Caminaba de día y de noche para no dormirse, y apuntaba en su diario en anotaciones rápidas todo lo que hacía y todo lo que veía, como tambien hicieron otros ilustres caminantes como Rousseau, Baudelaire, Poe, Pessoa y sobre todo Walter Benjamin a lo largo de distintas ciudades del mundo. Esta compleja obra es también una hermosa y lúcida reflexión sobre el amor, en éste caso hacia la tambien escritora Elvira Lindo, su mujer, sobre el vivir juntos en una vida que merece ser vivida, más allá de las depresiones o angustias vitales. Y a la vez, es posiblemente, su libro más directamente ecologista, donde da un grito ante la terrible coacción de la sociedad consumista sin límite que nos ha tocado vivir, de la que hace una crítica contra la versión más autoritaria del capitalismo feroz neoconservador. Denuncia a las claras, que el legado que vamos a dejar a las generaciones futuras va ser una montaña de basuras y de plásticos en los mares que acabaran en el estómago de las ballenas y de los peces de los que nos alimentamos. El inicio del libro se desarrolla en Nueva York, ésa ciudad que conoce tan a fondo, pero de la que confiesa que no ha dejado huella, a pesar de los muchos inviernos vividos en ella, de un país como Estados Unidos del que asegura desde el conocimiento que ser parece más a Trump que al que proponía Obama y finaliza en la plaza de Bib Rambla de Granada, donde nació la idea de su primer libro Robinson urbano con tan sólo 25 años y se cierra ahora más allá de los 60 años con unas memorias más o menos declaradas. Leánlo.

* Profesor