El llamado plano de los franceses en 1811 dibuja la calle Alcántara zigzagueante y muy estrecha. Lo mismo hizo en 1851 José Mª de Montis, y en 1884 Dionisio Casañal. Con el aumento de vehículos en el siglo XX, esta calle antiguamente llamada Callejas de Alcántara se señalizó como Calle Cortada porque después de 170 metros de circular por ella y solo en un sentido, por su sinuoso y estrecho recorrido, se llega a un punto donde hay que dar la vuelta porque sus restantes 60 metros solamente los pueden transitar, por su estrechez, las personas. Y así fue hasta que en el plan de tráfico de mayo Andrés Pino decidió dedocráticamente que no fuera Calle Cortada. Se la despojó de su señalización, suponemos que con el desconocimiento de sus técnicos, y a partir de ahí, no residentes y turistas despistados llegan hasta el final, e intentan entre ataques de histeria y, rompiendo hitos, sus carrocerías y las puertas de cocheras, dar la vuelta para volver a salir de la ahora Calle Trampa. Es una tentación colgar estas escenas en YouTube. Por favor, utilice el sentido común ya que es evidente que no ha pisado esta calle para tomar esa decisión. Los conductores deben de saber que la calle Alcántara al final se corta, aunque usted haya decidido durante su mandato que no.