Hay una corriente de opinión, sobre todo en las tertulias periodísticas, de que la subida electoral de los nuevos partidos se debe en gran medida a que detrás de estos existen una especie de súper ideólogos intelectuales, venidos del mundo científico y universitario, que han dado con la piedra filosofal del voto. O sea, que una serie de superdotados han creado la ciencia electoral capaz de pergeñar mensajes sutiles, consignas, estereotipos, modelos, tendencias y toda clase de artilugios sociológicos y psicológicos para que usted y yo sintamos una especie de mensaje subliminal y subconsciente que dirija nuestro voto. A base de repetir las virtudes y bondades de estos nuevos líderes en los saraos mediáticos algunos están llegando a creer incluso que estos nuevos personajes políticos vienen de otros mundos más inteligentes a salvar España. Los españoles somos así, seguimos teniendo dejes del pasado profundo: pensamos que todo aquello que no entendemos a priori y nos seduce, o viene de fuera o es sencillamente palabra, en este caso, de un dios político. Esto, que lo siguen creyendo demasiados para los tiempos que corren y la democracia que gastamos no es ni mucho menos lo que piensa la mayoría de los que en su momento pudieron encumbrar con su voto a estos nuevos partidos que después de un tiempo con misiones de gobierno están demostrando que no solo no son alienígenas con súper poderes, sino que algunos vienen del inframundo. La única y verdadera razón mayoritaria por la que estos partidos han aparecido en la vida política como un miura al salir por chiqueros es porque han sido votados por un montón de ciudadanos cabreados con los partidos tradicionales. Esta es la base científica, estratégica, intelectual y filosofal de estos líderes: el cabreo del personal. Lo demás es mitomanía typical spanish. H

* Mediador y coach