Si la ley y la justicia es igual para todos, ¿por qué no la respetan los independentistas catalanes? De nuevo hemos asistido a una bufonada independentista consistente en ir acompañando a Mas por las calles barcelonesas, cortadas expresamente para ello, de camino al TSJC en el que debía declarar por la desobediencia al Tribunal Constitucional como consecuencia de la consulta ilegal del 9-N, haciendo parada fotográfica, paradójicamente, delante de la palabra democracia. La provocación de quien no respeta la ley ni la justicia, presionando, con esa farsa de escenificación, al Tribunal al que se dirige ha de ser igualmente sancionada como su actuación previa ilegal. Quien crea que esa exhibición de acompañamiento público por las calles es un alarde de independentismo está muy equivocado, es una auténtica bufonada, que han de rechazar y lamentar los propios catalanes contrarios a la independencia defensores de la auténtica democracia.

No entiendo cómo estos catalanes que no están de acuerdo con la independencia, más del 50%, no se arman de valor y hacen una manifestación pública por ello. No solo tienen motivo por el simple hecho de no querer la independencia que algunos propugnan sino que tal manifestación deberían hacerla por llevar años sin gobernarse realmente Cataluña, sin solucionarse sus problemas, pero sobre todo, por gastarse el dinero público en una causa que la mayoría no quiere y porque quien propugna tal independencia está incurso en asuntos de corrupción. Si lo hicieran, contarían con el apoyo mayoritario del resto de españoles. Ya está bien del inmovilismo de catalanes que no quieren la independencia y del Gobierno central que siempre está a la espera de lo que hagan los separatistas; es necesario actuar, pero no solo contra el separatismo ilegal sino también contra la propia corrupción que por casualidad cerca a quienes idearon el independentismo catalán. Los cargos públicos de Cataluña tienen la responsabilidad de defender los intereses generales, y eso pasa por defender la legalidad y la justicia; por denunciar la corrupción política y por proteger el destino de los fondos públicos dirigidos a todos los ciudadanos y no a intereses partidistas. Hay que hacer frente a las ilegalidades y a las corruptelas en todo el territorio español, incluyendo por supuesto Cataluña. El proceso soberanista catalán no puede construirse despreciando la ley y la democracia, sería una auténtica farsa y hasta ahora, la actitud de los que lo promueven le hace un flaco favor con sus bufonadas independentistas.

* Abogada