«Noveleros, que sois unos noveleros». Eso dirían nuestras bisabuelas si pudieran presenciar la rapidez con la que la sociedad española asume y deglute en tiempo récord cualquier costumbre importada que tenga un poquito de gancho. Lo del Black Friday, viernes de descuentos que los anglosajones colocan a finales de noviembre para hacer algo de caja en un mes malo para el comercio, es ya totalmente español, salvo por el nombre. Empezó hace pocos años, el año pasado dio un excelente resultado, y en este 2016 promete salirse del parchís en animación y ventas. Los comercios españoles esperan facturar más de 1.200 millones de euros el próximo fin de semana.