Los colegiales, subidos en sus bicicletas, hacían una excursión por la ciudad por esa vereda urbana llamada carril--bici, que tantas críticas ha recibido de quienes no ven otro horizonte que el que permite el humo de los tubos de escape. Con los maestros montados en igual cabalgadura. La escena era propia de la enseñanza del siglo XXI, que ha rescatado de las viejas cámaras y buhardillas ese vehículo con el que movíamos la infancia de un pueblo para otro por carreteras de piedra y caminos de polvaredas que conducían a albercas donde bañarnos. La bicicleta era el primer signo de distinción y poderío infantil porque te desplazaba en instantes a cualquier lugar y podías jugar con el tiempo que, pedaleando, adquiría otra dimensión: cinco minutos no eran lo mismo en el sillín de la BH que andando. Pero la educación, la escuela en la que empezábamos a aprender la vida, nada aconsejaba en locomoción, que los tiempos todavía estaban muy alejados de la educación vial. Luego vino el desarrollismo, los pisos de Ciudad Jardín, Levante, Sector Sur, Los Apóstoles, la avenida de Barcelona y La Fuensanta y la fiebre del coche. Y ahí seguimos estando aunque ya con distintas sensibilidades, como se dicen en argot político. Tantas que algunas de ellas piensan que la bicicleta no es un vehículo de desplazamiento sino un instrumento para poseer la calle "a mis anchas". Junto al aplauso por el renacimiento de la bicicleta, que ha devuelto protagonismo a una forma sana de moverse por la vida, se percibe una necesidad ciudadana de vituperar a quienes la han convertido en un vehículo casi letal, al que te enfrentas solo con andar por tu espacio peatonal. Es parecido a lo que está ocurriendo con los perros: sus dueños han obligado a la existencia de Patrullas Anti-KK. Los colegiales iban de excursión por su ciudad montados en bici por el carril que les correspondía. Educados así imaginamos que en un futuro nos respetaremos todos: peatones por sus aceras, sin pisar el carril-bici; y ciclistas por su carril, sin invadir las aceras. Faltan cursos para descuidados amos de perros que no recogen sus cacas.