Siete años después de la caída del régimen de Ben Alí, el relativo éxito de la transición política no ha venido acompañado de una mejora económica para la población, lo que ha desencadenado otra revuelta en la calle. El presidente tunecino, Beji Caid, debe tomar medidas de carácter social y no dar respuesta a las reivindicaciones del pueblo con detenciones y represión.