Luis Bárcenas ha escrito una novela por anotaciones. Pero su narración, como un cadáver exquisito, es la suma de sus protagonistas. Deja la cárcel de Soto del Real con la seguridad de su abrigo blindado y el peinado impecable, tras diecinueve meses teniendo a sus antiguos compañeros en el cabo del miedo. "Luis ha sido fuerte de verdad. Le he hecho caso y he sido fuerte. El PP no tiene nada que temer", ha dicho a los periodistas, cargando su mensaje de balas colectivas. "La caja B es la caja del Partido Popular. No son los papeles de Bárcenas, son los papeles del Partido Popular, desde el primer apunte hasta el último", asegura, con esa certidumbre de quien guarda todos los esbozos del relato. Tenemos, entonces, un extesorero liberado y un presidente del Gobierno rehén del extesorero, con una libertad recuperada que no vale 200.000 euros, sino el oro crujiente del silencio. Carlos Floriano, vicesecretario general de Organización y Electoral del PP, afirma que "Este señor nos engañó", y que "Tenemos que llegar hasta el final". El final es la contabilidad secreta del PP, apuntada de su puño y letra por Luis Bárcenas. Jaime Ignacio del Burgo o Santiago Abascal ya admitieron haber cobrado de ahí. Los delitos contra la Hacienda Pública, blanqueo de capitales, cohecho, apropiación indebida, falsedad documental continuada y estafa procesal en grado de tentativa, debieran ser colectivos: en cualquier empresa, la responsabilidad del tesorero alcanza el mayor dirigente. Como nos recordó Brian de Palma, también Capone cayó por su contable. Rajoy es prisionero del nombre impronunciable.

* Escritor