Leyendo el artículo de Pérez Reverte escrito en 2014. A raíz de la Tragedia de Barcelona, no me queda más remedio que coincidir plenamente con lo que dice. Esta cultura occidental cainita está inmersa demasiado en el carpe diem, en unos valores religiosos prácticamente inexistentes, salvo en determinados estratos de una sociedad donde la familia, como corpusculo originario e impulsor de dichos valores, ya no se proyecta a una sociedad ciega a una realidad palpable y que hiere cualquier sensibilidad medianamente normal. El enemigo esta dentro. Ha sido una invasión silenciosa, en estos últimos 50 años... que viviendo en la marginalidad, ha ido permeabilizando lentamente los barrios, las escuelas, las ciudades, pueblos, del panorama nacional y de otros países de la Unión Europea. Sin, por supuesto, incorporarse, salvo en puntuales casos en concreto, a las costumbres, modo de vivir, y roles sociales de la comunidad a que pertenecen. Verdaderos guetos, donde por ejemplo, en París, Roma, Barcelona, Madrid... imponen su ley implacable en toda su extensión. Se aprovechan de las debilidades de estas democracias nacientes, y de sus contradicciones territoriales e históricas. Es un ejército silencioso, donde una interpretación violenta de su religión, anclada todavía en el siglo VIII, declara la guerra a los infieles, que somos nosotros y nuestros hijos. No permite el desarrollo personal de la mujer, en muchas ocasiones, relegada a ser simplemente sirvienta y esclava de su marido, que ejerce sobre ella un poder omnímodo, postergada a obedecer sin diálogo alguno, vestir según los cánones, y callar... Callar... en una poligamia desafiante a nuestra Cultura. Un ejército silencioso, esperando, en muchos casos la voz de mando de un líder que un día, los aglutine, como un solo hombre. Es ese mundo machista en el que se sustentan sus valores. Es una realidad palpable, que creo vemos todos, aunque miremos para otro lado, por miedo, a no señalarnos. Que tomen represalias sobre nosotros y nuestras familias. A que se nos acuse falsamente de xenófobos. Este es el panorama en el que vivimos desde hace tiempo, en silencio. Las bolsas de paro y pobreza de estos grupos marginales son un caldo de cultivo para estos jóvenes que se consideran excluidos de la sociedad. Comprendo la dureza de mis palabras, pero alguien tendrá que decirlas, para unirlas a otras voces, que alarmadas, están avisando y clamando a una sociedad ahora ciega. Los políticos tendrán que adoptar las medidas oportunas, para reconducir esta grave situación. Qué duda cabe, que el colectivo a que me estoy refiriendo, y en su inmensa mayoría, esta compuesto por una enorme cantidad de personas de buena fe, bondadosas, y que sólo quieren vivir, convivir con sus vecinos, trabajar, envejecer en la tierra que un día les acogió, criar a sus hijos, disfrutar de sus nietos, jubilaciones, y morir plácidamente rodeados de los suyos. Pero esa convivencia en la multiculturalidad habrá que pactarla con acuerdos y también con exigencia de respeto mutuo y que estos no impongan sus ideologías, actitudes y costumbres sobre los demás nacidos en esa tierra, y únicamente, considero, nos puede salvar el acudir al Sentimiento Nacional, al orgullo de pertenecer a una Patria que aglutine todos estos sentimientos y costumbres, sin exclusiones para nadie, tal como ocurre en Estados Unidos, donde la vida social, individual y colectiva, gira alrededor de la bandera, del orgullo inexcusable de pertenecer. De ser parte de una Nación que ofrece la igualdad de oportunidades para todos, aunque sea sobre el papel... Una fantasía, lo comprendo, que ha funcionado históricamente, pero en España, y en los momentos actuales, donde carecemos de este sentimiento patrio, donde el territorio es un cajón de sastre, y cada uno toca su instrumento, sin un Director de Orquesta, ni orden ni concierto, se convierte en una aventura imposible. Una España que como nación no está pasando en la actualidad por los mejores momentos, ante tanto imbécil que sufragamos con nuestros impuestos, ante una deriva secesionista que es aplaudida por políticos del tres al cuarto, inútiles para el desempeño de cualquier otro oficio o profesión. Sofistas, vividores de la palabra, y que juegan con el Madrid y con el Barcelona la vez. Alentadores de odios soterrados según les convenga. Pero esto es lo que hay. Tenemos lo que nos merecemos... Y a estos individuos e individuas... no les interesa, por sus intereses espurios, que la Casa se ordene, porque a río revuelto ganancia de pescadores. La situación es lo que es. No hace mucho, por fin se derrotó a ETA, a base de sufrir un ejército inmenso de asesinados por la espalda. Como matan los cobardes. Pero no a las personas que componían la banda terrorista, Ni a sus apoyos e instigadores, que ahora regentan determinadas instituciones públicas, y viven como sátrapas del dinero de todos. Paz y bien.

* Abogado y académico