Ahora que los festivales de teatro comienzan su andadura estival, merece la pena destacar con trazo grueso el buen quehacer y la sensibilidad de un grupo de cordobeses. Hace unos días tuvieron lugar en el Círculo de la Amistad varias representaciones teatrales llevadas a cabo por el Grupo Babel, bajo la dirección magistral y apasionada del prestigioso Juan Carlos Villanueva. Amén de las cualidades interpretativas y teatrales de este puñado de aficionados cordobeses interpretando el Retablo Jovial de Alejandro Casona, la iniciativa tiene un valor añadido al artístico, y es el fín social y el ejemplo de convivencia que nos enseña. Verán, tras el estreno en el Salón Liceo, y la posterior representación a beneficio de Autismo Córdoba en el salón de actos del Palacio de la Merced, lo que alaba el altruismo y solidaridad de dicho grupo, las dos últimas representaciones lo han sido a beneficio del Comedor de Transeúntes que gestiona la Fundación Pro Libertas de la Orden de los Trinitarios en colaboración con la Fundación Nur. Organización ésta de sufíes musulmanes arraigada en la calle Cabezas, que mantiene obras benéficas repartidas por todos los continentes y en varias ciudades españolas, bajo los principios de la fraternidad y el servicio entre los seres humanos y el respeto absoluto a todos los credos y culturas.

Descubrimos, a través de esta iniciativa, que desde hace años musulmanes y católicos, profesos y laicos, todos voluntarios, trabajan juntos y bien avenidos en servir comida, proporcionar ropa, y dar cobijo, escucha y cariño a cientos de personas necesitadas que acuden cada día al citado centro social demandando la ayuda más básica, y otras veces a pié de calle. Las bombas de unos pocos fundamentalistas totalitarios hacen mucho más ruido que la bondad y el ejemplo silente y constante de la inmensa mayoría de musulmanes, esos que cuidan a nuestros mayores y hogares, que trabajan de sol a sol en nuestros invernaderos y cosechas, y que sólo quieren una vida digna. Todo un ejemplo de convivencia que nos enseña que los seres humanos somos más parecidos en nuestras necesidades y realidades que lo que muchos pretenden, a veces desde la ignorancia y otras desde la equívoca creencia de un racismo trasnochado.

Esta semilla de esperanza, crece además en Córdoba, símbolo mundial de las tres culturas, como recordara el presidente Obama en su discurso en El Cairo en el año 2009. Ciudad que podría ser una referente de convivencia y de integración, de acercamiento entre confesiones y credos, desde la base de la dignidad de la persona, del respeto y de las necesidades comunes a todos. Me pregunto si todos estaríamos dispuestos a liderar ese reto, o los prejuicios, tópicos y populismos podrán más que la necesidad mutua que tenemos de entendernos. El mundo necesita de signos, y aquí cerquita vivimos éste y otros muchos cada día. Tras la conducta de cada uno, depende el destino de todos. Enhorabuena a quienes ya están en camino.

* Abogado