Llevo escritas unas quince o dieciséis cartas a ese periódico y solo una pedía algo. Pero ahora lo hago poniendo unas palabras en la boca de una persona a la que aprecio mucho y que me ha dicho que el peor rato de su jornada laboral es cuando tiene que tomar el autobús nº 8 que la lleva a su casa desde la puerta de la Diputación. Por lo visto allí no hay ni una sombra, ni una mampara con sus asientos (y lo comprendo porque afearía una fachada de tanto mérito) y en los días de frío es helarse con el aire directo que viene de la Sierra y en verano no hay donde resguardarse del sol, y eso es sobre las 3,30 de la tarde. Este autobús antes paraba en la acera de enfrente, donde tienen árboles, asientos, etc., porque allí pasan el 2, el 6 y no sé cuántos más. Y yo pregunto: ¿Sería muy difícil volverlo a hacer pasar por donde antes? También paran en la puerta de la Diputación los autobuses rojos de los turistas, pero eso está bien así para que los extranjeros se enteren de qué estilo es el edificio del palacio de la Merced, que antes fue un convento, etc. Y además puede ser una buena anécdota del viaje: ¿A qué no sabéis dónde pasé más frío que en mi excursión a Polonia? En Córdoba esperando un autobús.

<b>Ana Mª Marín</b>

Córdoba