Desde que pasó lo de las Altas Gemelas de Nueva York, el mundo ha ido cambiando por fases en desorden y destrucción; se necesita una restauración para una sociedad que está revuelta con campos de batalla diferenciados y que crean incertidumbre de futuro. Actualmente hay muchos más focos de peligrosidad que en el 11/09. Ha llegado el momento para no mirarse a sí mismo, y echar un vistazo más allá para darse cuenta de la realidad.

El desarrollo de las humanidades va bastante atrasado con referencia a lo tecnológico: respecto a lo técnico--digital, cada año estamos más comunicados, la telefonía aplicada avanza con multitud de funciones, y entra cada año en el mercado capitalista de comprar, desechar y contaminar. Destacar la disparidad de mensajes que se lanzan por las redes de manera individual o colectiva de cosas que están prohibidas, confunden, faltan a la verdad y al respeto, y se introducen simultáneamente por todos los medios de comunicación de un mundo globalizado. Habría que implantar un sistema ejemplar de convivencia de normas, valores y creencias con leyes justas que humanicen una trayectoria de futuro que defienda nuestra cultura.

Los políticos entre ellos no son capaces de ponerse de acuerdo para conjuntar España, u otros asuntos de Estado que repercuten en la economía como es el caso del colectivo de la estiba de los puertos. Entre los grupos existen intereses creados contrapuestos que forman parte de la regla de los pactos: unos están por desbaratar acuerdos, otros por obstaculizar o arruinar. Pero lo que todos pretenden es aprovecharse de la coyuntura de un gobierno que ha recibido una sentencia de Bruselas y está «maniatado». Por eso hay que superar los particularismos que nos dividen de los que nos gobiernan, engañan y malversan los fondos públicos en detrimento del prójimo desamparado.

Por consiguiente, hacen falta honorables especialistas de letras: sabios filósofos, sociólogos y juristas, que saquen acuerdos limpios fuera de confrontaciones e intereses, con buenos criterios de claridad que establezcan una base de pacificación social, respeto a las creencias y otros órdenes de cosas, al amparo de leyes justas de alta calidad para la estabilidad de España.

Como es tiempo de cuaresma, entre las dos fuerzas que se enfrentan del bien y el mal, y a la vista de lo que hay ya dentro de España y Europa... tenemos el camino de Caín, que sería la envidia, el odio y la locura de unos contra otros, ¡esto es el mal! O coger las enseñanzas de Jesucristo, de amor y entrega, ayudando a los necesitados caídos a caminar y rehacer sus vidas, ¡esto es el bien! Si las humanidades no avanzan más, llegará un tiempo en que la tecnología las arrollará. ¿Y después, qué? H

<b>Rafael Cabello Cortés</b>

Córdoba