Algo así como un ataque de decencia o quizá de honradez es lo que ha sufrido un viajero que se marchó sin pagar la consumición en el bar La Estación de Candeleda (Ávila), y que ha remitido a la dueña por correo veinte euros en un sobre, más de lo que sumaba su cuenta. El arrepentido viajaba en una excursión que paró a mitad de camino a reponer fuerzas, y en su misiva pide disculpas a la hostelera, que se está haciendo famosa. Ojalá este comportamiento lo tuvieran las 120 personas que se marcharon sin pagar de un establecimiento en León, donde celebraron un bautizo. Aquel descomunal sinpa dejó una deuda de 2.000 euros en el Hotel El Carmen de Bembibre, y nadie parece haberse arrepentido de su desvergüenza.