En la columna anterior mostré cierta preocupación por la postura mantenida por nuestros políticos y las consecuencias económicas negativas que podían traer para España sus posturas. Pues bien, esta cierta preocupación se ha transformado en mucha porque aquí nadie parece tener dos dedos de frente. Es sorprendente pero no son capaces de poner delante de sus intereses personales los intereses de 46 millones de residentes en nuestro país, y encima lo justifican afirmando que todo lo que hacen es porque los españoles se lo hemos pedido a través de las urnas. Es cierto que los resultados económicos de 2015, como se verá a continuación, son positivos, pero qué hacemos con el 2016.

Como se dijo, el indicador adelantado del PIB y la Encuesta de Población Activa iban a traer buenas noticias, y así ha sido. Hemos crecido en el 2015 un 3,2%, es decir, se han producido más bienes y servicios en nuestra economía y esto ha provocado que la tasa de desempleo haya finalizado el año en el 20,9%; de modo que en todo el 2015 el paro disminuyó un 12% aproximadamente, según cifras del INE. No obstante, si se indaga, se observa que tanto en el último trimestre como en el conjunto del año descendió el número de activos: 22,8 millones de personas que quieren trabajar han de mantener a más del doble que supone la población total del país. Además, en este último trimestre, ignoro si incitados por el tema de las elecciones, un 45% del empleo fue creado en el sector público, con lo cual de los 18 millones que están trabajando unos 3 son empleados públicos.

En el sector privado, la campaña de Navidad aportó su granito de arena, mejoró el consumo, lo que se reflejó en un incremento de los ocupados en el sector servicios, pero también la campaña de la aceituna y de otros cultivos contribuyó a dar trabajo. Lo anterior tiene dos consecuencias. La primera, si el consumo aumenta sin que aumente la renta disponible, está claro que disminuye el ahorro o se incrementa el endeudamiento de las familias, y ahí se tiene un equilibrio muy inestable, ya que no se quieren familias más endeudas. Esto sería negativo para el país cuando nuestras familias ya han conseguido situarse en el nivel medio de endeudamiento de las de la UE, pero entonces ¿cómo se puede aumentar el consumo sin más renta? En segundo lugar, ¿qué características tiene el tipo de trabajo que se ha creado?, pues es temporal y se cobra menos. El resultado es simple, aunque muy complejo: el pasado año se hicieron casi el doble de contratos temporales que indefinidos y los 13,7 millones de personas que hay trabajando en el sector servicios cobran de media unos 300 euros menos al mes, en términos de coste salarial, que aquellos que trabajan en la industria (no existen cifras en el INE sobre el sector agrario).

Pues bien, nosotros a nivel nacional partimos de esto a lo que se unen reformas inacabadas y las pretensiones independentistas; pero además a nivel internacional se está sufriendo una clara inestabilidad de la economía con crisis económicas en diferentes países latinoamericanos, Rusia y China, de los que también se ha hablado en esta columna, potenciales nuevas subidas de tipos de interés en EEUU y gran inestabilidad financiera con vaivenes en las bolsas internacionales, sin contar la crisis de refugiados. Prácticamente todo el mundo que sabe algo de economía está avisando de la posible disminución del crecimiento esperado para España en el 2016 si seguimos generando incertidumbre e inestabilidad. Pero aquí seguimos, sin gobierno estable que comience a planificar políticas económicas adecuadas para prevenir o afrontar una posible nueva crisis económica internacional si no se capea el temporal que ya tenemos encima.

*Profesora de Economía Universidad Loyola Andalucía