Con el endurecimiento en las condiciones de jubilación al aplicarse la última reforma hecha por el Gobierno de Rajoy en 2013, cada vez las nuevas pensiones bajarán porcentualmente en año que pase, aun cuando un trabajador hubiese cotizado por el máximo y tuviera los años necesarios para tener derecho a pensión.

En caso de jubilación forzosa por despido, la edad mínima se ha situado en 61 años y seis meses con 33 de cotización. Añadamos que a partir del año que viene estos cálculos serán aún perores pues se aplicará el llamado factor de sostenibilidad, que vincula el importe de la pensión con la esperanza de vida del pensionista, por lo que las futuras retribuciones volverán a ir a la baja, todo ello agravado con las penalizaciones correspondientes aplicadas por trimestre adelantado y año no cotizado de lo establecido. En el año 2022 para el cálculo de la pensión se tomarán los 25 últimos años cotizados, este año ya son 21.

Queremos añadir la gran perdida de poder adquisitivo que padecemos últimamente con la subida de las pensiones un 0,25% anual, cuando la inflación está muy por encima, y sobre todo teniendo en cuenta que los productos de primera necesidad de uso diario han subido desmesuradamente en los últimos años, dejándonos cada vez en peores condiciones de subsistencia.

Por desgracia para los pensionistas ningún partido político, ninguno, tiene la valentía de solucionar este problema, dejando correr el tiempo, engañándonos en las elecciones y prometiendo quimeras, que por cualquier motivo, ellos sabrán, nunca llevan a cabo, pues los políticos ese problema lo tienen solucionado y nosotros les importamos una mierda, (con perdón).