En Almería tuvo que ser, la conmemoración milenaria de la cocina de Al Andalus con la presencia de Fecoan (Federación de cofradías enogastronómicas andaluzas) que dio los últimos toques a su próximo congreso sevillano y testigo del hermanamiento de las cofradías El Dornillo y El Harapo , de Valdepeñas de Jaén y Vera de Almería. Fue, en síntesis, una gran exhibición del arte de cocinar que empezó en el restaurante Juan Moreno de Vera y finalizó al día siguiente en Las Eras de Tabernas. Sonaba en mi oído aquello ya lejano de que en Andalucía "solo saben de gazpacho"...Se me borró ese feo soniquete cuando paladeaba la croqueta de chipirones de Juan Moreno. Y vaya salmorejo donde el tomate de Almería brilló en el paladar con su sabor y en la retina con su color. Insisto, en Vera tuvo que ser también esa raya que ya no separa tanto al nudismo del "vestidísimo". Pero quedaba aún el desierto de Tabernas con tres mil hectáreas de olivitos; el olivar del siglo XXI. Como la cocina de Antonio Gázquez, un mago de la gastronomía de Al Andaluz pero a la vez vanguardista. Unas 40 personas asistimos a un taller de cocina dirigidos por él y ayudado por Juan Moreno y Pepe Vique, director de la Escuela de Hostelería de Almería. Previamente los comensales hicimos de pinches en los últimos toques al menú. Después, sentados a la mesa degustamos una sinfonía de platos ancestrales: muhammara, babaganoush, croquetas de garbanzos, cuscus marinero, tayin de cordero relleno de buey y xarab de sandia premiun sin pepitas que vende el empresario Caparrós en toda Europa.

* Periodista