El 17 de enero se celebró la Conferencia de Presidentes Autonómicos, donde se reúnen el presidente del Gobierno y los 17 presidentes autonómicos, así como los de Ceuta y Melilla. Es una reunión que a partir de ahora se realizará anualmente, porque se ve que la coordinación político-institucional de Gobierno central y comunidades autónomas no da para más, y de ella suelen surgir acuerdos. ¿Qué tipo de acuerdos? pues todos ellos de carácter genérico, sobre cuestiones sociales, que no supongan desembolso monetario ni para unos ni para otros, con los que se creen muchas comisiones, ya sean preparatorias, de estudio o evaluación, que todos pagamos, y que los hagan quedar bien ante el populacho, o sea ante nosotros. También hay que ser realistas y a estas alturas de la «película» que presenta nuestro panorama político, yo creo que ya quedan pocas personas con la fe suficiente como para pensar que se pueden poner de acuerdo en otro tipo de temas. No obstante, la Conferencia tuvo su momento entretenido, o más bien Susana Díaz y Cristina Cifuentes consiguieron animarla algo.

Todo vino cuando nuestra presidenta de la Junta de Andalucía señaló a la presidenta de la Comunidad de Madrid que esta comunidad tiene los impuestos que dependen de ella muy bajos y que esto es una especie de competencia desleal hacia el resto de comunidades autónomas. Susana Díaz y otros varones socialistas se refirieron sobre todo a los impuestos de Sucesiones y Donaciones y Patrimonio, manifestando además que en la Comunidad de Madrid se beneficia a los ricos. Pues bien, aquí hay dos visiones contrapuestas de la economía.

Por un lado, tenemos a los dirigentes de la Comunidad de Madrid que piensan que bajos impuestos van a atraer a la inversión, ya sea empresarial o financiera, lo que creará crecimiento económico y empleo que permitirá mejorar la recaudación tributaria vía tributos (no solo impuestos sino también tasas) al comercio y a la renta. Frente a ello, nuestros decisores políticos piensan que necesitan elevados impuestos como único modo de recaudar más para mantener un sobredimensionado aparataje burocrático, y que el crecimiento económico que se pudiera generar por una reducción de los impuestos no compensaría en términos de ingresos para las arcas públicas. ¿Quién tiene razón?

Pues basándonos en datos del INE, la Comunidad de Madrid tuvo de media un 15%, aproximadamente, de tasa de desempleo en 2016, mientras que en Andalucía rondamos algo más del 28%, alcanzando Madrid en el punto álgido de la crisis, 2013, un 19,7% frente al 36,2% andaluz. Igualmente, según la encuesta de estructura salarial, los residentes de la Comunidad de Madrid ganaban en 2014, último dato disponible, 3,17 euros más la hora que los andaluces. Además, en 2015 la renta media por hogar en Andalucía fue de 20.851 euros, la de los madrileños de 31.243 euros, estando su tasa de riesgo de pobreza en un 15,1% y la nuestra en un 35,7%. Añadir que esta tasa ha disminuido en Madrid, pese a la crisis económica, entre 2009 y 2015 en un 0,8%, mientras que la andaluza aumentaba un 6,9%.

Pues no sé quién tiene razón, pero los andaluces nos tenemos que creer que esto es así porque Madrid es la capital y está ubicada en el centro de España, y que las políticas que se han hecho en esta bendita tierra nuestra a base de solidaridad interterritorial, es decir dinero tanto nacional como europeo, no tienen nada que ver con nuestro subdesarrollo. De modo que, ya sabe, Sra. Cifuentes, suban ustedes los impuestos que así los andaluces en un par de meses les alcanzamos en renta per cápita.

* Profesora de Economía

Universidad Loyola Andalucía