--Ana Hernando, ¿el más allá es comunista? --Alberto, ¿me vas a entrevistar?, yo esperaba un artículo bonito como cuando se fueron Pepe y Rafa. --Ana, lo que pudiera decirte ya lo sabes, pero es que tú te has ido de concejala. --Como quieras, plumilla, pero te dije muchas veces que me llamo Ana María Hernando Cano, no Ana Hernando... --Es que en el periódico hay que mirar el espacio. --No me importa, mi madre me puso Ana María. --Vale, Ana María, ¿el más allá es comunista? --No puede ser de otra forma, no hay otro modo de realidad, lo demás es impostura. --Das por sentado que existe el más allá. --Claro, aquí estoy, y veo gente muy querida, ¿los ves? --No, no puedo verlos. --Peor para ti, los periodistas no véis más allá de vuestras narices. --Compruebo que sigues con tu carácter. --Nuestra vena Moya, la de la tía Magdalena. --Creo que esa era la barrera de protección de tu fragilidad. --Bueno, tú deja que la gente piense lo que le dé la gana. --¿Es importante la imagen? --Decía Evita Perón que sí, pero ella se pasaba; yo, por ejemplo, he dado siempre mucha importancia a las fotos oficiales, ¡lo que te he hecho pasar! --¿Y el dinero?, tu despego ha sido tremendo. --Pues claro, el dinero es una ordinariez y no estaba una para mezclarse con la mediocridad y los comportamientos predecibles. --Dabas los mejores mítines, Ana. --Di pocos porque acababa llorando. --Yo también. --Tú porque eres un sensiblero. --Buen viaje, Ana, un beso. --¿Ves como eres un cursi?, vale, un beso, que tengo que irme. Y pon que me llamo Ana María, no se te olvide.

* Profesor