Dentro de unos meses tendremos a pleno rendimiento la llamada Ciudad de la Justicia, un complejo urbanístico que concentrará a todos los órganos judiciales en el mismo edificio. Los magistrados, jueces, fiscales, abogados, funcionarios, policías, forenses, etc, etc, deben estar flipando por cuanto la operatividad de la infraestructura necesariamente repercutirá en una aceleración de los procedimientos e incidirá en la siempre asignatura pendiente del sistema judicial: la lentitud. Tendremos a todos los juzgados reunidos tal y como ocurre con la ciudad sanitaria Reina Sofía que tantos méritos realiza diariamente. Los juzgados de familia y los contenciosos se unirán a sus hermanos penales y civiles. Los fiscales incentivarán su creatividad jurídica al estar más independientes y relajados; semejante puesto laboral no puede estar masificado como está hoy y es inverosímil que a una oposición tan dura le espere un despacho de becario antiguo. Algunos jueces no tendrán que trabajar en despachos improvisados e inoperables --como algunos que yo me sé-- que un magistrado no puede estar arrumbado. Y seguro que habrá aparcamientos suficientes y cómodos y por fin no pasará como en los escasísimos aparcamientos de la Audiencia actual y de juzgados de menores que siempre se lleva la grúa los coches de algún que otro letrado que se cree que merece aparcar, no porque vaya de chulo por la vida sino solo cuando actúa de oficio, como hacen fiscales, jueces y funcionarios que aparcan sin problemas porque trabajan para el estado. También estoy expectante sobre la súper cafetería que tendrá el lugar y quiero adivinar los menús baratos que se ofrecerán. Pienso también que ojalá se le haya ofrecido el negocio a una buena familia necesitada y no a los de siempre. Porque ese bar será negocio. Pero también se me vienen a la mente los negocios actuales de alrededor de los juzgados de ahora que tendrán que hacer un doble esfuerzo para reconvertirse.

Auguro que el edificio que los juzgados penales y Audiencia dejan podrá ser uno de los mejores hoteles de Córdoba en un lugar de interés turístico ejemplar y por eso animo a los implicados que la explotación de ese edificio no solo servirá para sí mismo sino para que la zona no sufra un retraso comercial de graves consecuencias.

Y por último no me queda más remedio subrayar que para el pueblo, que odia ir a los juzgados, la futura ciudad de la justicia será como una ampliación del infierno.

* Abogado