No todo lo que nos pasa en este caminar mundano tiene siempre una explicación. Hay cosas que sencillamente no tienen ninguna razón de ser y por eso no tenemos que buscar un por qué. Álvaro se nos ha ido y nos ha regalado 9 años llenos de enseñanza. Hemos aprendido cómo el amor de una madre y un padre le han dado un tiempo de felicidad infinita a pesar de que la vida no se lo puso fácil. Es imposible pensar en Álvaro y no hacerlo con esa sonrisa tan suya que le llenaba toda la cara. Alvaro ha sido un niño feliz, plenamente feliz y eso hace que todo haya merecido la pena

Hemos aprendido que el amor todo lo puede. Que no hay obstáculo que el amor de una familia y de unos amigos no pueda remover. La fortaleza de esta familia unida por un inmenso amor que nos ha permitido disfrutar de la compañía de Álvaro, de sus risas, ocurrencias, trastadas y esa espontaneidad con la que tantas y tantas veces nos hemos reído.

Y hemos aprendido en este mundo cada vez más alejado de los sentimientos del alma que existen resquicios de inmensidad. Que los seres humanos estamos aquí para ser felices y hacer felices a los que nos rodean. Creo que ese es el gran legado de Álvaro. Y todos tenemos que saber coger ese testigo y pasar por esta vida con el firme propósito de hacer reír a nuestros seres queridos

Carmen y David. Gracias. Gracias por vuestra incalculable generosidad. Gracias por esa fortaleza ejemplar. Gracias por este ejemplo de amor que nos habéis dado. Seguid siendo fuertes. Hay una niña que os lo demanda. Tenéis un tesoro en el que os tenéis que volcar y agarrar para seguir haciendo de todo esto algo maravilloso. Tenéis una familia ejemplar, que os va a apoyar en todo y para siempre. Y desde luego, tenéis unos amigos que os adoramos os queremos, os admiramos y sabéis que no vais a poder nunca mirar a un lado y sentiros solos.

Y tenéis lo más importante. Un ángel en el cielo que os está eternamente agradecido por ese trocito de paraíso que le regalasteis en la tierra y que nos ha dejado regalando vida a otros niños que necesitaban de él para vivir. Descansa en paz para siempre, lindo Álvaro, y gracias por enseñarnos a amar y reír.

José Pérez-Barquero Flores

Córdoba