Las operaciones de alquiler de vivienda han aumentado en Córdoba más de un 50% en los últimos años, según datos del Colegio de Agentes de la Propiedad Urbana (API). Desde que comenzó la crisis económica, los precios han caído en torno a un 30%, y el precio medio de una vivienda en la capital no llega a los 600 euros. Los cordobeses han ido optando por el alquiler al tiempo que caía la compra de pisos. Así, si en el 2008 se firmaron en la provincia 10.515 hipotecas de vivienda, en el 2014 la cifra se reducía a 2.937. Y mientras al cierre del 2014 en España aumentaba la firma de hipotecas, rompiendo la tendencia negativa iniciada en el 2007, en Córdoba volvía a caer (--14%).

Si se tiene en cuenta que afrontar una hipoteca supone aportar más de la mitad de los ingresos familiares, y que, con el paro, hay miles de familias que no han podido afrontar estos préstamos o a las que los bancos no se los han concedido, es lógico que crezca la opción del alquiler. Además, la mentalidad cambia, forzada por las dificultades económicas, y pierde enteros esa cultura que asociaba el alquiler a "dilapidar el dinero". El realismo se impone, y llega a España esa tendencia europea a vivir en inmuebles arrendados, que dan más libertad para cambiar de residencia. Al tiempo, los propietarios de viviendas, como tienen más difícil su venta, se decantan por el alquiler para obtener rentabilidad. Esta tendencia podría ir a más si se consigue que tanto arrendatarios como arrendadores tengan seguridad legal. Los contratos no deben atar al casero frente a inquilinos indeseables o morosos, ni dejar indefenso al cliente. En este aspecto se ha avanzado, pero un mayor control de las autoridades animaría a los propietarios a ofrecer los muchos pisos que aún están cerrados.