Con motivo de los trabajos que se van a realizar en el lienzo de la muralla del Marrubial voy a tratar un poco de los almorávides, porque fueron ellos sus artífices y de algunas de las vicisitudes que pasó la ciudad de Córdoba en aquellos años.

Ha llegado a nuestros días un trozo de lienzo de muralla de unos 400 metros construido allá por el año 1100. que correspondía a la muralla que construyeron los almorávides para envolver a toda la Axarquía. Por eso existen también otros trozos de muralla por aquellos lares. y formaba parte del recinto amurallado que cercaba la Axarquía, zona oriental del casco histórico cordobés. Esperamos que los arquitectos realicen, como es habitual en ellos, un gran trabajo y quede en aquella zona una hermosa muralla para compartirla con los turistas que nos visiten.

Con respecto a los almorávides diremos que fueron el rey de Sevilla y sus aliados los que los llamaron, porque sus hazañas en África les hicieron ser poderosos. Estas tribus prácticamente eran analfabetas. Pero uno de los hombres de la tribu se había hecho con el poder dado su mayor cultura y se contentó con ser emir para tomar el mando de la guerra que iban a iniciar y se les conocía con el nombre de Almorávides, que viene a significar «hombres consagrados al servicio de Dios».

Por la solicitud sevillana de su rey llegaron a la Península dos tribus de origen arábigo que se encontraban en la Cordillera del Atlas, en los desiertos llanos de Getulia, antigua región del Norte de África. Cuya tierra natal era del Yemen en Arabia.

En cuanto llegaron, en torno a 1080, Yúsuf Ibn Tashufín, el jefe almorávide, quiso visitar sus nuevas posesiones en la Península y, queriendo imitar a los omeyas, marchó para honrar a Córdoba y hacerla su capital. Para ello convocó a los walíes y jeques y proclamó a su hijo Alí heredero de su vasto imperio al que le dio consejos llenos de cordura y, sin olvidar la justicia, que hiciese uso de la clemencia. Se supone que algunas de estas ceremonias se realizarían en la Mezquita cordobesa. Sobre 1120 los almorávides decayeron y esto agradaba a los españoles pues nunca les habían sido gratos. Los salvajes hijos del desierto poco a poco, a fuerza de tratar con gente civilizada habían adquirido alguna cultura. Pero los jeques eran tiranos y no había uno que no mirase con desprecio a los hijos de España que entre otras cosas los consideraban afeminados. Causó esto odio a la dominación de los africanos, que de no haber sido por la división de los cristianos y de las desavenencias del Rey Alfonso VI con su hija y heredera doña Urraca pronto habría quedado sujeta a los cristianos toda Andalucía.

Los soldados africanos, que no intentaban detener los gobernadores, empezaron a talar las huertas y jardines, entraban a las casas apoderándose de lo que les apetecía, insultaban a las esposas e hijas de los cordobeses. Y viendo que no podían implantar justicia, Córdoba cerró sus puertas y tomaron por su mano la justicia y levantándose contra los almorávides pasaron a muchos a cuchillo. Alí y el rey Alfonso VI al enterarse de la insurrección volvieron a Córdoba y pudieron observar que sus habitantes estaban dispuestos a morir antes que entregarse. Esto provocó solventar a tratos los problemas.

* Académico correspondiente