El ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, presentó ayer el Programa de Estabilidad 2016-2019, que será remitido a Bruselas. Paralelamente, el titular de Hacienda en funciones, Cristóbal Montoro, presentaba los objetivos de déficit que deberán cumplir las autonomías los próximos años, ante los que varias comunidades, entre ellas Andalucía, expresaron su desacuerdo. La presidenta de la Junta de andalucía, Susana Díaz, recurrió ayer al comentario del presidente del Castilla y León, el popular Juan Vicente Herrera: "Las autonomías soportamos el 35% de gasto, y en cambio solo tenemos el 16% del porcentaje del objetivo de déficit". El déficit autonómico previsto se inscribe en el plan de estabilidad cuatrienal, en el que el Gobierno da por sentado que se le concederá una nueva prórroga de un año para ajustar las cuentas.

Después de haber sacado pecho antes de las elecciones, el Ejecutivo del PP se topó con la realidad: el déficit que el 2015 había de ser del 4,2% del PIB se disparó hasta el 5,1%. El nuevo plan fija para este año el déficit en el 3,6% y para ello ha marcado un límite del 0,7% para las autonomías (el mismo previsto para el 2015), que se antoja complicado cumplir, pues les exige un ajuste de 2.037 millones de euros para cuadrar sus cuentas . Por el momento, y a la espera del panorama que dejen las elecciones del 26-J, Montoro abre el grifo del Fondo de Liquidez (FLA), que le vale al menos para suavizar relaciones con Cataluña.

LENTA REDUCCION DEL PARO Volviendo al plan presentado por Luis de Guindos, el ministro admite también que no será hasta el 2019 que el paro se reducirá hasta el 13% (el que teníamos 11 años antes, al comenzar la crisis y aún lejos del 8% del 2006, en el momento álgido de la burbuja). El ministro asegura que el próximo año habremos recuperado el PIB del inicio de la crisis, lo que hará aún más palpable que las consecuencias de la devastación no han sido igual para todos, vistas las lacerantes cifras de pobreza y precariedad que tenemos y que no dan signos de remitir.

Las previsiones de crecimiento, algo más moderadas para ese periodo (2,7%, 2,4%, 2,5% y 2,5% anual), deberían situarnos cerca de los 20 millones de empleos en el 2019, los que teníamos en el 2008. Si se cumple el pronóstico, del que ya presumió Mariano Rajoy en la campaña del 20-D, nos queda por hacer lo más importante: generar un modelo de empleo que no se caracterice por la baja calidad y escasa productividad que marcó la época del pelotazo y la burbuja.