El conflicto catalán consume todo el papel del periódico y agota la saliva de los locutores. También parece ser el problema principal (agónico) del Gobierno. Y lo es. Pero en la entraña de los populares se ha colado en lugar predominante una preocupación si cabe mayor, diríase que enorme: «¿nos podrá echar Ciudadanos del Gobierno?» La encuesta publicada por El País hace unos cuantos días que situaba al partido de Albert Rivera como primera fuerza política en intención de voto (27,1%) por encima del PP (23,2%) y PSOE (21,6%), tuvo el que efecto de las bombas de racimo: alcanzó (dañó) a todos.

Luego aparecerían algunos sondeos más que sonaban parecido. Y la expectativa al alza del partido naranja aún continúa. Sin duda alguna, Rajoy y su cohorte están muy tocados y altamente preocupados. Se aprecia con claridad que las carreras para reconquistar el terreno arrebatado ha comenzado ya.

De momento no se observa un plan de contraataque claro, pues ni siquiera se han pertrechado de ese discurso tan suyo que pronto convierten en un raca raca electoral. Lanzan globos sonda, también anuncios y algunas sentencias, e incluso amenazas, pero nada parece trenzado aún; cada ministro, en fin, busca un titular en los últimos días.

Aumentan también de manera bien notable los comentarios (bulos) que anticipan grandes mudanzas en el Gobierno. Hay ministros, casi clandestinos hasta la pasada navidad, que se esfuerzan estos días por hacerse notar. Algunos, como Alvaro Nadal, incluso demasiado: golpea a todo aquel que le supone gran poder. Y destaca la ministra de Agricultura (y bastantes sustantivos más), Isabel Tejerina. Se despacha a gusto entregando con prodigalidad el lujo de su tiempo a encuentros con periodistas; toma de tribunas como bolos realiza el cantante de éxito en verano, y hasta deja libre el lado izquierdo de su solapa para que la estampen de méritos. Dicen que está en posición (y disposición) de acceder a mejor cartera. Montoro no deja de ser protagonista, y hasta el ministro del Interior anticipa con dos días de antelación la llegada de fuertes nevadas y ventiscas que entorpecerán el tráfico.

Sí, las encuestas llegan con el color del cuervo, y las elecciones ¡y tantos pleitos! están en puertas. No es torpeza, por tanto, sospechar que han llamado de urgencia a Tejerina para que se ocupe del voto rural, pues Rivera ya tocó «el cuerno de los aperaores» en Toledo; que Nadal esté por hacer la petaca al sector eléctrico y de la energía (y hasta alucinar a las grandes instituciones financieras) con el pretexto de bajar unos euros al año el recibo de la luz, y que Montoro plantee una reestructuración de la deuda de las comunidades autónomas que tan bien pueden rentabilizar los suyos.

De sofocarse un tanto el incendió catalán (Rajoy nos habrá salvado de nuevo), tendremos los presupuestos más rumbosos de la etapa del gallego como presidente del Gobierno. Rajoy irá a por todas, pues sabe que, como palme en las municipales y autonómicas de nuevo, ya estará perdido para siempre.

* Periodista