Como tantas veces ocurre en Córdoba, hemos pasado de la casi nada cultural de la Semana Santa --exceptuando las procesiones, que son también cultura popular a su manera-- al casi todo. Y en días como hoy cualquier persona atenta a lo que se cuece en la ciudad y que no sea ubicua, que increíblemente las hay, se quedará con las ganas de atender las ofertas que se le proponen, y sin duda quedará fatal con amigos y conocidos, convocantes de tantas iniciativas que resultan imposibles de digerir a la par. Hay un buen puñado de exposiciones que se inauguran, conciertos y hasta presentación de una nueva asociación, la de los Amigos de Medina Azahara (¿se acabará creando otra de Amigos de la Mezquita-Catedral, que a ser posible unifique al bando eclesial y al otro?). Y la Real Academia de Córdoba, en su sede prestada del antiguo Rectorado, recibe como nuevo académico numerario al canónigo Fernando Cruz-Conde, exvicario general de la diócesis en tiempos del obispo Asenjo y experto en el patrimonio monumental de la Iglesia, además de abogado. Disertará sobre el poder espiritual y el terrenal --tema muy oportuno en los tiempos que corren-- y será presentado por el historiador y académico Enrique Aguilar Gavilán, quien como investigador ha abordado en varios libros el legado de la familia Cruz-Conde.

Otras citas que no deberían perderse son de carácter literario, y destacan entre ellas dos presentaciones librescas. Una tendrá como marco la sede de la Asociación de la Prensa, donde el periodista y profesor Antonio López Hidalgo, esta vez junto a María Angeles Fernández, dará a conocer su último trabajo, Periodismo de inmersión para desenmascarar la realidad . Otro título sugestivo, El pozo del manzano , llegará a la Biblioteca Viva de al-Andalus de la mano de su autora, Matilde Cabello, que ya deslumbró con su novela El libro de las parturientas y seguro que cosechará un nuevo éxito con esta otra obra de ficción apegada a nuestra memoria histórica. Baste decir que la poeta y narradora lo considera el libro de su vida, pues por algo lleva trabajando en él veinte años.

Por último, me permito otra sugerencia, y es la posibilidad de escuchar a Antonio Ramos Espejo, periodista y maestro de varias generaciones de periodistas, pronunciar el pregón de la romería de Santo Domingo en el Círculo de la Amistad. Conociendo su espléndida prosa y la sinceridad que pone en sus escritos --siempre reivindicativos de hechos y personajes a los que colocar en su sitio--, seguro que con su pregón la fiesta está asegurada.