Me parecen extraordinarias las campañas que por las fechas de Navidad se hacen a favor de los niños que lo están pasando mal, y me refiero a las campañas y programas de TV a favor de los apadrinamientos de tantos niños que no tienen nada. Lo que me llama la atención es que nadie, ni TV, ni radio, ni otros medios de comunicación se acuerden ni mencionen a otro grupo de niños (que, por cierto, es más numeroso de lo que se piensa); y me refiero a los niños que están en los orfanatos. Estos niños carecen de todo como los anteriores, pero tienen una carencia mucho más importante que es la de no tener padres.

Yo conozco a varios matrimonios que los quieren adoptar, entre ellos uno muy cercano a mí. Empezaron los trámites de adopción en mayo de 1999. Y en junio del año 2000 le dieron el certificado de idoneidad en España. En Perú, que es el país que ellos eligieron, ese certificado se lo concedieron en marzo del 2001.

En esta fecha le comunicaron que tardarían en asignarle el niño de 6 a 9 meses, y esta es la fecha, enero del 2003, que todavía están esperando que se lo asignen, es decir, que han pasado cuatro años desde que iniciaron los trámites de adopción.

Y yo me pregunto: ¿estos niños no se merecen tener unos padres? Estos matrimonios, que tanto desean ser padres, ¿cuánto tienen que esperar para ver hecha realidad su paternidad? ¿De quién es la responsabilidad de esta demora? Por falta de niños no será, porque, por desgracia, en este tiempo habrá aumentado el número de niños para adoptar... ¿Será cuestión política, que no interesa que se adopten porque no dan votos? ¿Será cuestión económica, porque los beneficios que se obtienen son inferiores a los apadrinamientos? Estos niños ¿son un grupo marginado que no tienen derecho a disfrutar de un hogar y de unos padres que ya los quieren? ¿Dónde quedan en este problema los derechos del niño, de los que tanto se habla? ¿Serán sólo palabras que se las lleva el viento, como en este caso?

Me gustaría que alguien me aclarase tantas preguntas para orientarnos a mí y a ellos. Gracias.

CARMEN GONZALEZ-RIPOLL ESTRADA