El recinto de fieras de la ciudad de Córdoba fue inaugurado en 1968, siendo una de las primeras colecciones de animales salvajes que se tuvieron en España. Mucho ha cambiado, es de suponer para bien, la visión de lo que hoy representa un parque zoológico, impulsado por una legislación que tuvo que tener en cuenta el bienestar de los animales que albergaba y que forma parte de la Estrategia Mundial de Gestión de Parques Zoológicos y Acuarios. Recordemos que las funciones que les otorga la normativa a este tipo de establecimientos que pueden ser privados o públicos son: la investigación científica, la conservación de las especies, la educación y el ocio.

El actual Zoo de Córdoba es de titularidad municipal y le corresponde su mantenimiento y responsabilidad a la concejalía de Medio Ambiente e Infraestructuras. Los que tenemos ya una edad recordamos esos primeros animales encarcelados en jaulas de barrotes, minimalistas que no animalistas, donde solo primaba la exposición de cualquier manera de unos ejemplares, algunos capturados de su medio natural, para servir de atracción al público que se divertía en la contemplación y en los comportamientos estereotipados que muchos desarrollaban por la escasez de cuidados y de enriquecimiento ambiental. Teníamos una Facultad de Veterinaria que pudiera haber sido pionera en solventar los problemas médicos y profilaxis de las especies zoológicas. Una veterinaria dedicada a la higiene alimentaria, los toros y los caballos y que nada sabía sobre mantenimiento de animales salvajes en cautividad.

El Zoo de Córdoba no ha cambiado de ubicación en 50 años, lo que provocará problemas. Uno de los más importantes es el espacio destinado a las especies que alberga; su máxima expresión es el recinto de la elefanta Flavia, el símbolo del Zoo, y a la cual se está pidiendo un retiro digno antes de que se tenga que sacrificar en las instalaciones que es lo único que ha conocido en 42 años de cautiverio. Otro, referente a la seguridad y la falta de veterinarios que asistan a la colección zoológica que ha provocado muertes innecesarias y, el tercero, relacionado con la proximidad de un teatro al aire libre donde se organizan conciertos y cuyo ruido ya molesta a los vecinos, sin que nadie haya advertido que los animales del Zoo no pueden huir de algo que les causa pánico y es causa de estrés. Recordemos que cuando se tuvo que hacer la reforma del Zoo en el año 2000 para adaptarse a la nueva normativa, muchos de los ejemplares no pudieron ser trasladados a otras instalaciones soportando ruidos y todo tipo de estímulos aversivos durante 7 años. Esto fue mortal para muchos y dejó secuelas para el resto.

De los 150 ejemplares de su inicio y 8.000 m2 hoy se cuentan 437 ejemplares y 4,5 hectáreas. Este año, la AIZA, organismo creado en 1988 para agrupar a los Zoos y Acuarios de España y Portugal, ha celebrado su 30º Congreso en las dependencias anexas al Zoo. Han quedado gratamente sorprendidos de las instalaciones y la buena salud física y mental de las especies albergadas. Han tratado temas como los laboratorios de cría, acciones para la gestión de población de tortugas marinas en España, el bienestar de las nutrias europeas, medicina de la conservación, el acoplamiento social de primates, el lobo en Andalucía, la pediatría de elefantes y otras cuestiones.

Una alternativa cada vez más plausible y ética con los animales en cautividad es la ofrecida por la asociación Zoo XXI: Zoos que resulten útiles a los animales, educando a las nuevas generaciones en la empatía con los demás animales, mostrar la vida real de los mismos que es posible con las nuevas tecnologías y no alentar una vida de cautiverio que resulta antinatural. Hay que trasladar a santuarios a los individuos que puedan asumirlo. Son palabras del exdiputado Chesús Chuste, impulsador de la Asociación Parlamentaria de Defensa Animal y, ahora, responsable de relaciones institucionales e incidencia política en la Fundación Franz Weber, una organización comprometida con la defensa de la naturaleza y los animales.

* Veterinario, etólogo y simpatizante de EQUO