Hace ya varios años se publicó un libro titulado 26 vidas de éxito, de Susana Carrizosa, en el que nos ofrecía una serie de entrevistas muy cercanas a diversas personas para descubrir las claves de su éxito. En su Nota de presentación, la autora decía que «triunfar no es privilegio de unos pocos y alcanzar éxito y reconocimiento puede estar al alcance de muchos si realmente se provoca y se busca». «El éxito, subrayaba tambien, es una actitud, un pensamiento optimista, un canto a la vida, un guiño a los problemas y una sonrisa al desencanto». No se podría decir mejor. La verdad es que todos buscamos mejorar, sobre todo, ante los grandes obstáculos, cuando el ingenio, la creatividad y el empuje deben aflorar para enfrentarnos a tantos peligros. Los tiempos obligan a buscar y remover nuestro interior para hacer de él la mejor empresa, la más rentable, detectar el talento y promocionarlo cuanto podamos, encajando los fracasos que también llegarán a nuestras vidas y de los que debemos levantarnos renovados. Son muchas y muy interesantes las personalidades que desfilan por este libro. Y quizás por la cercanía de su ausencia, me he fijado en la entrevista a Paloma Gómez Borrero, cuya imagen continúa en nuestras pupilas y cuya voz, trasladada a los espacios infinitos, sigue ofreciéndonos mensajes en diferido. Paloma nos define el éxito con estas palabras: «Es la realización de los propios proyectos, lo que, de por sí, representa una satisfacción personal; es decir, lo que ahora tantos llaman ‘sentirse realizada’». Y nos ofrece su fórmula personal, con la que alcanzó el éxito: «Pienso que una fórmula válida y duradera es hacer las cosas con ilusión, por el gusto de hacerlas, con la satisfacción que deriva de un trabajo bien hecho. Si ello te procura, además, el éxito, muy bien, pero es algo secundario. La respuesta del éxito debería buscarse en el trabajo bien hecho, ya que el éxito se compone de tres ingredientes esenciales: inteligencia, constancia y determinación». Valgan las palabras de la recordada periodista para seguir admirándola y aprender, en diferido, de sus grandes enseñanzas.

* Sacerdote y periodista