Faltan ya pocas horas para despedirnos del 2017. Y lo hacemos con una cierta nostalgia: primero, porque fue bueno con nosotros, nos dejó vivir, que no es poco; segundo, porque el paso de los años va dejando en nuestra equipaje, no solo vivencias sino experiencias. Hoy, en el último día del año, me gustaría seleccionar 12 campanadas de amigos, a los que suelo leer con interés, escuchar con atención y conversar con gozo. Primera campanada, la del secretario y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo, con mi felicitación por su buen hacer y decir en un puesto de tanta responsabilidad: «Decía José Luis Martín Descalzo que cuando no queremos acercarnos al misterio, lo negamos o lo endulzamos». Esto último ocurre con frecuencia con el nacimiento de Cristo, sin percatarnos que la humildad de Dios, al encarnarse, posibilita la grandeza del hombre y de que Él sea reconocido en nuestro prójimo. La Navidad hace lógica la sentencia del examen final de amor de nuestra vida: «Cualquier cosa que hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo los hicisteis». Es lo que cuenta de nuestros años. Segunda campanada, la de José María Alimbau, sacerdote, periodista, profesor y escritor: «No nos dejemos abatir, ni arrastrar y mucho menos sucumbir ante situaciones adversas, desfavorables, desgraciadas o difíciles. La adversidad es el primer paso hacia la verdad». Tercera campanada, la de Eusebio Gómez Navarro, autor de numerosos libros, músico y escritor: «Cada momento es especial, y hay que vivirlo así. No esperes, pues, a una sonrisa para sonreír, no esperes a ser amado para amar. No dejemos pasar el tiempo sin crecer un poco más cada día». Cuarta campanada, la de Jaime Nubiola, catedrático de Filosofía en la Universidad de Navarra: «Vivir, pensar, soñar. Son los tres ejes de la existencia. Una vida sin pensamiento y sin sueños no es una vida realmente humana». Quinta campanada, la del papa Francisco, de quien hemos elegido una de sus frases más hermosas: «Dios nos espera siempre, aun cuando nos hayamos alejado. Él no está nunca lejos, y si volvemos a Él, está preparado para abrazarnos». Sexta campanada, la del padre Bernardo García Pintado, monje de Silos: «El silencio es la intensa actividad del amor que escucha». Y un verso de su libro El río del misterio: «Yo te he visto pasar ante mis ojos, / yo he sentido la luz de tus luceros». Séptima campanada, la de Olegario González de Cardedal, gran teólogo: «Una fe sin reflexión y una religión sin cultura se vuelven ingenuas o violentas». Octava campanada, la de Mariola López Villanueva, autora de varios libros: «Lo importante es mantener la sed y no conformarnos con cisternas agrietadas». Novena campanada, la de Julián Carrón, presidente de Comunión y Liberación: «Lo que está en juego en la actualidad es el hombre, su razón, su libertad, incluida la libertad de tener una razón crítica». Décima campanada, la de Nuria Illeras, religiosa: «Todo el mundo tiene prisa. Y es importante saber esperar». Undécima campanada, la del escritor Pérez-Reverte: «El hombre de hoy apenas tiene causas por las que luchar, está desgastado por la historia. En cambio, la mujer tiene retos pendientes. Su mundo está por explorar». Duodécima campanada, la del cardenal Juan José Omella: «La Navidad es la fiesta de la solidaridad, porque es la manifestación de un Dios solidario con el mundo». Ojalá estas campanadas resuenen con fuerza en el interior de las conciencias libres.

* Sacerdote y periodista