Neymar llora, insulta a sus propios compañeros y al árbitro y polariza a su país en el debate sin fin entre los que piden respeto para las emociones que desbordan los brasileños y quienes achacan esas reacciones a flor de piel a una falta de madurez que ya tuvo consecuencias nefastas en 2014. Curiosamente, su verdugo en el pasado Mundial con aquel histórico 1-7, Alemania, estuvo ayer contra las cuerdas durante gran parte del partido, pero Kroos le dio una oportunidad de oro a la campeona del mundo.

Y es que cumplidas dos de las tres jornadas de la fase de grupos, en ningún caso Brasil y Alemania han asegurado su clasificación a los octavos de final, pero en sus respectivos compromisos obtuvieron respiro y confianza con sendos triunfos agónicos. No obstante, la amenaza de la eliminación del Mundial sigue planeando sobre la Canarinha y la Mannschaft.

Y qué ironía, el esfuerzo descomunal que deben imprimir en la última jornada de sus respectivos grupos para avanzar puede enfrentarles en la siguiente fase. Alemania y Brasil son testigos de que el de Rusia viene siendo el Mundial de las dificultades para los favoritos. Los teutones llegarán a la cita del miércoles ante Corea del Sur con la duda del central Hummels.