Los inventores del fútbol. Y Croacia. Un duelo nunca visto en una semifinal de un Mundial (20.00 h., Telecinco). En el fastuoso estadio moscovita de Luzhniki se cruzan la vieja (y nueva) Inglaterra de Southgate ante la selección de Modric y Rakitic. O Rakitic y Modric. Da igual. El orden de los factores no altera el bello producto.

Juega toda Inglaterra un partido que no disputaba desde hace 28 años, mientras los croatas se asoman al encuentro que disputaron, y perdieron, hace 20 años cuando Thuram, un defensa con alma de delantero, firmó dos goles para superar el tanto inicial de Suker y frustrar el sueño de una generación camino del título mundial que acabó alzando la Francia de Zidane.

En Moscú, dos países europeos. En realidad, dos mundos. Esa emergente Inglaterra de Southgate, capaz de empaparse de las diversas culturas futbolísticas que ha recibido en los últimos años (se aprecia el método de Pochettino en el Tottenham y las revolucionarias ideas de Guardiola en el City), ha ido derribando viejos y ya gastados conceptos como esa falta de competitividad que les castigaba desde hace muchas décadas. Para empezar, vive feliz cuando la pelota se detiene. No mira hacia su portería porque ha encontrado en Pickford un guardián celestial, capaz de hacer olvidar a Calamity James, y, además, tiene un tesoro en las acciones a balón parado: ocho de los 11 goles llevan esa firma.

Cuatro nacieron a la salida de un córner, con ese famoso trenecito, que forman delanteros y centrales ingleses, uno llegó tras una falta y tres de penalti. Croacia está avisada. Como lo estaba Suecia, pero no supo frenar a Maguire, ese joven central, de 24 años, que se ha hecho adulto y valioso con el Leicester. «Hemos hablado entre nosotros del equipo que fue campeón, de cómo su éxito se celebra y de cómo el país los reverencia todavía», contó Southgate en alusión al título, el único de Inglaterra, que data de 1966. Desde entonces, el desierto. En frente, Modric y Rakitic, quienes dirigen a la nueva Croacia guiada por Zlatko Dalic desconocido más allá de su país, aunque equiparado ahora mismo a Miroslav Blazevic, la leyenda que llevó al equipo de Boban, Suker, Jarni, Prosinecki a la semifinal de 1998.