Desde siempre, pero, muy especialmente, durante los últimos dos años, todo los sabios del Mundial de MotoGP, que son legión, aseguran que medio segundo es un imperio, es un muro insalvable, sobre todo por lo que hace referencia a los cuatro o cinco 'magníficos', es decir, cuando esa diferencia, esa ventaja, ese hueco lo abren Marc Márquez (Honda), Valentino Rossi (Yamaha), Jorge Lorenzo (Ducati), Dani Pedrosa (Honda) y Maverick Viñales (Yamaha), el último mosquetero en añadirse al grupito de favoritos. Si uno de estos espadachines, gladiadores del asfalto, coge medio segundo de ventaja al resto, olvídate, no hay carrera. O eso dicen los que saben, es decir, los que habitan los boxes, los que saben de neumáticos, de máquinas, de pilotaje.

Pues bien, la pretemporada está ya a punto de concluir. Se ha visitado Sepang (Malasia) y Phillip Island (Australia), dos circuitos totalmente distintos, solo falta la visita a Catar y ya hay dos pilotos, Viñales y Márquez, Márquez y Viñales, no importa el orden, que han cogido medio segundo de ventaja al resto. Y, aunque estamos hablando de ensayos y los dos, tanto el actual tricampeón de MotoGP como el aspirante coinciden en que «los test no tienen nada que ver con las carreras, nada», lo cierto es que hasta Valentino Rossi, que es el que más sabe, asegura que «esos chicos están un paso por delante de todos, lo que significa que nos queda poco tiempo para tratar de ponernos a su altura».

PRIMER GRAN PIQUE

Bueno, que sepan que los catedráticos del 'paddock' están convencidos de que el duelo del año ya está servido. Que sepan que el pique ya ha empezado, pues Viñales se enfadó, y mucho, porque, el viernes enPhillip Island, cuando estaba tratando de simular un gran premio, Márquez se colocó a su rebufo para estudiarlo y eso le desconcentró, empeoró su crono por vuelta y le hizo estallar: «El próximo día me tocará a mí molestarle a él». Que sepan que casi todo el mundo ve, pese a lo mucho que está sufriendo, a Rossi en la pelea «porque se trata de un piloto de domingo, no de entrenamientos», es la sentencia de la cátedra.

Y, sí, claro, también aparecerán, de vez en cuando, Pedrosa, cada vez mejor; Jorge Lorenzo, cada vez más adaptado a suDucati Desmosedici, que no es la misma sin alas;Andrea Iannone y su Suzuki y, quién sabe, tal vez el bueno de Andrea Dovizioso (Ducati) y Àlex Rins (Suzuki), que, en el último día de Australia, ya se empezó a sentir un piloto de MotoGP. Pero pelea, pelea, esa queda reservada a Márquez y Viñales. «Parece ser, sí, que los dos estamos algo mejor que los demás. Nos vamos a divertir», vaticina Viñales. «Yo no estoy pensando aún en las carreras, estoy pensando en seguir experimentando con la electrónica de mi Honda, el nuevo motor y analizando cómo ha ido la moto en Malasia y Australia, dos trazados que no tienen nada que ver», dice Márquez, que, en Phillip Island, acabó con las palmas de sus manos destrozadas tras 107 vueltas el jueves y 96, el viernes.

SIN CONFIANZAS

Ni que decir tiene que cuando se habla con ellos de Rossi, los dos, tanto Márquez como Viñales, no dudan ni un ápice que estará, cada domingo, en la pelea por el podio. «Si la primera carrera fuese mañana, seguro que la victoria estaría entre Marc y yo, pero no seré yo quien cometa el gravísimo error de minusvalorar a Valentino», insiste Viñales. «Yo cuento siempre con Vale porque ha demostrado que su capacidad de transformación de sábado a domingo es espectacular», concluye Márquez.