No está Valentino Rossi, que, a sus 38 años, había prometido, tras su enfrentamiento verbal (y no tan verbal) con Marc Márquez, que pronto caería el décimo, el título que se le resiste durante los últimos ocho años. Está Dani Pedrosa, que lleva 12 años persiguiendo el único cetro que le interesa tras conquistar los de 125cc y 250cc. Está Andrea Dovizioso, que, a sus 31 años, está viviendo una segunda juventud y que, según todos sus colegas, tiene una muñeca y una mente prodigiosa para medir el gas e interpretar las carreras. Y, no lo olvidemos, es el líder del Mundial. Está Maverick Viñales, de solo 22 años, que, en su tercer año entre los grandes, ya es un magnífico más, gana carreras y hasta lideró el campeonato. Ahora menos, pero sigue ahí, acariciando su gran sueño.

Y está, cómo no, el tricampeón más joven de la historia, el ganador de tres de los últimos cuatro campeonatos de MotoGP: Marc Márquez, de 24 años, el niño prodigio, el poseedor de todos los récords de precocidad de la historia. Y, sí, todos los ojos lo miran a él. No solo porque, casi siempre, suele ser el más veloz, sino porque continúa siendo el de siempre, es decir, el que más arriesga, el más atrevido y, por supuesto, el que más se cae: 18 motos destrozadas en lo que lleva de año (una caída menos que el británico Sam Lowes, 19).

LAS GANAS DE CORRER Y GANAR DE MÁRQUEZ

Eso sí, ayer, en cuanto se cayó (faltaban solo seis minutos para que acabase el entrenamiento), se levantó corriendo, llegó sudoroso al box y, faltando tres minutos, cogió la segunda Honda RC213V y dio tres vueltas a toda velocidad. ¿Motivo? «Después de caerme, aunque queden solo unos minutos, necesito coger la otra moto, salir a pista, seguir corriendo, seguir arriesgando, quitarme la caída de la cabeza pues, de lo contrario, me paso la noche soñando con ella. Me paso la noche cayéndome en sueños», explicó Marc.

Luego, si hablabas, con Dovizioso, te confiesa lo mismo. ¿Sueña que ya es campeón? «¿Campeón?, sueño que me caigo en plena curva. ¡Siempre en la curva!, entró inclinando, rozando el asfalto y me caigo porque la rueda delantera pierde contacto. Siempre la misma historia. Debo soñar otras cosas, sí, pero yo me desvelo cayéndome en la curva». Están los demás, sí, pero Dovi (183 puntos) y Márquez (174) son el centro de todas las miradas. Viñales (170), también, pero ha sido mucho más irregular. Dovi ha sumado solo un cero y ha ganado más que nadie (Italia, Catalunya, Austria e Inglaterra), por eso está donde está. Márquez arrastra el lastre de tres ceros ¡lo nunca visto! (solo Mick Doohan, en 1998, fue capaz de coronarse pese a sus tres ceros) y, pese a todo, está a nueve puntos del líder, a falta de seis carreras y 150 puntos en juego. Y MVK lleva dos ceros y, ahora, está solo ante el peligro, pues el Doctor no está.

Y los tres tienen compañeros de marca, de box, brutales, campeonísimos. Tan campeones, tan candidatos, que ya les han dicho que no les piensa ayudar (de momento), pues ellos solo piensan en ganar. «Yo entiendo a Rossi cuando dice que él quiere ganar carreras y soñar con el título. Yo, en su sitio, haría lo mismo. Los dos trabajamos para que Yamaha sea campeona y él aún está en la pelea», cuenta Viñales. «Lorenzo puede ganar carreras este mismo año con la Ducati y entiendo que lo intente y se olvide de mi. Ducati lo fichó para que ganase carreras», cuenta Dovizioso. «¿Qué si Dani (Pedrosa) me ayudará?, Dani lo que hará, si puede, es ganarme ¡vaya que sí! Está a 35 puntos del líder y debe intentarlo», replica Márquez cuando le preguntan si espera alguna ayuda del otro lado del box.

Rossi no está en Misano, pero no hace falta hablar con él para saber que todo lo que le ofrecerá a Viñales para ser campeón es su telemetría, sus datos, su puesta a punto por si la necesitase en algún circuito. Y punto. Rossi volverá para ganar él. Lorenzo dice que «aún no hemos hablado con el equipo de estos temas; tal vez lo haremos antes del inicio del triplete (Japón, Australia y Malasia). Yo soy hombre Ducati y, si al final Dovi me necesita, me tendrá a su lado, pero no sé si podré echarle una mano. Espero que sí». Y Pedrosa, más de lo mismo. Con razón. «Si gano carreras, por ejemplo, aquí, en Misano, me acercaré a mi sueño. No estoy tan lejos del primero (35 puntos), queda mucho Mundial y vienen circuitos que me gustan mucho. Honda aún no ha dicho nada».

Es evidente que cada uno, los cinco magníficos (Lorenzo sí lo tiene imposible, está a 90 puntos del líder) jugarán sus cartas individualmente porque, como cuenta Márquez, «este es un deporte individual y tu equipo no es tu colega de box, sino la fábrica, tu ingeniero, tus técnicos, tu entorno, ese es el único equipo que te puede ayudar».

Miren la foto. Cada vez que Márquez vuelve al box del team Repsol Honda, le espera una docena de ingenieros, de técnicos, deseosos de conocer su opinión, de saber cómo pueden mejorar su moto. De ellos sí espera ayuda. Toda.