No había nada que temer. El Ayuntamiento había tomado "todas las medidas posibles de seguridad" en una obra que coincidía con el inicio mismo del curso escolar y que, para más inri, se desarrollaba a las puertas de un colegio. Pero estaba todo bajo control.

De hecho, cuando se detectaron unas grietas en el muro --fisurillas de chichinabo, a fin de cuentas-- ni siquiera hizo falta acordonar la zona por pura precaución. Total, para qué.

Estaba todo tan controlado que el muro se vino abajo y no aplastó a nadie, prueba evidente de que todo, absolutamente todo, se hizo bien en este tema. ¿Alguien puede dudarlo acaso?