El de las terrazas es uno de esos asuntos que se prestan a la polarización de las posturas: o conmigo o contra mí. Pero estar a favor de unos no implica, necesariamente, estar en contra de los otros. Porque unos y otros pueden llevar razón. Su parte de razón.

Si la gran virtud de la política estriba en propiciar consensos, será cuestión de compatibilizar el uso y disfrute de las calles por parte de los peatones con la utilización de la vía pública por parte de los hosteleros, que desarrollan una actividad económica vital para Montilla. Y lo deseable es que este consenso se alcance sin multar a nadie. Que hablando se entiende la gente.