No hay más que darse una vuelta por las principales ciudades andaluzas para comprobar que la peatonalización de cualquier calle resulta -polémicas aparte- una medida altamente beneficiosa para el comercio local y para el medio ambiente. Y para muestra, un botón. O varios. La cuestionada decisión de cerrar al tráfico la popular calle Larios en Málaga fue, a la postre, el punto de inflexión para la recuperación del centro histórico en la capital de la Costa del Sol. Algo parecido ocurrió en Sevilla, a raíz de la peatonalización de la Puerta de Jerez o de la Avenida de la Constitución. ¿Y qué me dicen de las críticas que recibió el Ayuntamiento de Córdoba cuando decidió restringir la circulación de vehículos por la calle Cruz Conde? Hoy nadie cuestiona que fue una de las decisiones más acertadas de las últimas décadas. Pues eso.