Me gustaría saber qué tiene de patriótico o de encomiable liarse a golpes con unos coches pacíficamente aparcados en el Paseo de Cervantes o con unos maceteros que intentan ofrecer una imagen de Montilla más agradable a las personas que pasean por la Corredera. Me gustaría saber si la falta de decencia de quien proyecta su frustración vital contra un mobiliario urbano que pagamos todos o contra los vehículos de paisanos que no disponen de recursos para tener una cochera en propiedad se puede expiar luego debajo de un paso de Semana Santa o portando una cruz que simboliza unos valores situados a años luz de estos montillanos de pacotilla que, para muchos -entre los que me incluyo- no son más que unos ridículos gamberros prêt-à-porter con bastante que callar y muy poco de qué presumir. ¡A ésta es!