La ballena de Montilla recobra actualidad. El Museo Histórico Local acoge hasta el próximo mes de diciembre una interesante exposición temporal que rememora, casi seis décadas después, el hallazgo casual de los primeros restos óseos de una ballena en España, durante el transcurso de unas obras que se llevaban a cabo en el verano de 1957 en la zona del Chilancón de Santa María, a las afueras del casco urbano.

La historiadora montillana Inmaculada de Castro Peña, responsable del Archivo Municipal, ofreció una conferencia que, bajo el título Siguiendo el rastro de la ballena de Montilla , trató de arrojar algo de luz sobre un hecho que todavía continúa presente en la memoria de muchos vecinos.

No en vano, el descubrimiento se convirtió en todo un acontecimiento a nivel nacional, lo que llevó al Gobierno a enviar a tres reputados científicos, que contaron con Pepe Cobos y José Ponferrada como guías de excepción.

Aunque los montillanos siempre creyeron que el fósil había sido enviado al Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, la realidad es bien distinta. De hecho, la conservadora de Paleontología, Prehistoria y Geología del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Begoña Sánchez Chillón, confirmó en junio de 2005 que no tenía "constancia alguna" de la existencia de una ballena procedente de las canteras de Montilla.

Así, en contra de lo que se recogía en una de las ediciones del Diccionario Enciclopédico Espasa-Calpe , la conservadora del Museo de Ciencias Naturales barajó la posibilidad de que los restos fósiles fueran a parar entonces a otro lugar.

En efecto, uno de los centros que recibió restos procedentes del Chilancón de Santa María fue el Instituto Lucas Mallada de Investigaciones Geológicas, un organismo que, en 1984, pasó a formar parte del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

"El mal estado en el que se encontraban los fósiles, que prácticamente se desmoronaban al cogerlos, aconsejó sacar moldes de escayola de los huesos, que fueron los que se enviaron a varias instituciones académicas, no sólo de Madrid, sino también de Córdoba y Granada", explicó Inmaculada de Castro.

Otro de los centros que recibieron los moldes de escayola fue la Facultad de Veterinaria de Córdoba. No en vano, el investigador montillano José Rey, cronista oficial de la localidad, recordaba haber visto los huesos del cetáceo durante una visita que realizó al centro en el año 1972. "Un profesor nos mostró unas cajas con restos pétreos y aseguró que se trataba de la ballena de Montilla", explicó José Rey, quien reconoció no haber olvidado esta anécdota por haber sido precisamente su suegro, el recordado fotógrafo Manuel González, el encargado de cubrir la noticia para la Agencia EFE , lo que posibilitó que el hallazgo fuera conocido rápidamente en todo el mundo.

Y José Rey estaba en lo cierto. Algunos de los fósiles del Mioceno encontrados en Santa María se conservan desde su hallazgo en la Facultad de Veterinaria de Córdoba. "Entre los fondos del Museo de Anatomía de la Facultad se encuentra una vértebra de ballena, de más de medio metro, que se corresponde con el hallazgo que tuvo lugar en Montilla", aseguró el director del departamento de Anatomía, José García Monterde.

Aunque los operarios que en 1957 trabajaban en El Chilancón descubrieron varios restos más, hasta el año 2005 sólo fue posible localizar una vértebra de gran tamaño, aparte de los tres huesos que se exponían ya en el Museo Histórico Local de Montilla y que correspondían al costillar del mamífero. No obstante, fuentes de la institución universitaria confirmaron en primera instancia que el traslado de la facultad hasta el campus de Rabanales pudo determinar que el resto de fósiles se quedasen en el edificio de la avenida de Medina Azahara, donde fueron conservados hasta su muerte por el catedrático José Martín.

En junio de 2005, el Pleno de la Corporación debatió una moción presentada por el PA mediante la que se pretendía instar al Ministerio de Cultura a "la devolución definitiva" de los fósiles de la ballena.

Cuatro años más tarde, la anterior alcaldesa de Montilla, Rosa Lucía Polonio, dirigió un escrito al decano de la Facultad de Veterinaria, Librado Carrasco, en el que solicitaba la posibilidad de llegar a un acuerdo con la institución universitaria para que el Museo Histórico Local pudiera exponer los restos óseos de la ballena.

La UCO se mostró dispuesta en un primer momento a ceder temporalmente los restos, si bien manifestó la necesidad de suscribir un convenio de colaboración que, finalmente, no llegó a concretarse.

La buena disposición mostrada en un principio por la institución universitaria se quebró definitivamente tres años más tarde, cuando la UCO instó al Ayuntamiento a demostrar "fehacientemente" que la vértebra que se conserva en la Facultad de Veterinaria pertenece realmente a los restos óseos que se descubrieron en Santa María, gracias a la sagacidad de Francisco Márquez Requena.