Emulando al mismísimo Julio César tras imponerse a las tropas de Farnaces II en la Batalla de Zela, el fiscal cordobés Fernando Sobrón llegó, vio y venció en la Sentencia Romana a Jesús, uno de los principales actos de la Cuaresma andaluza, que volvió a contar con una amplia repercusión entre los profesionales del Derecho y de la Judicatura de toda España.

Y es que, al margen de la brillante exposición que compartió en un abarrotado salón San Juan de Dios, y que culminaría con el fallo condenatorio ante el centenario Ecce Homo de la parroquia de Santiago Apóstol, Fernando Sobrón se atrevió a innovar en un acto que había permanecido inalterable a lo largo de sus veintitrés ediciones anteriores.

Pero apostaba sobre seguro. Y es que el sentenciador del año 2016 se valió de todo un Patrimonio de la Humanidad para dejar su impronta personal en una ceremonia que promueve la Centuria Romana Munda y que aspira a convertirse, a su vez, en Bien de Interés Cultural.

Con la ayuda de Alfonso Cantizano al cante y de Rafael Trenas a la guitarra, y antes de ser escoltado hasta la parroquia de Santiago Apóstol --donde se reprodujo el Pretorio romano--, el fiscal cordobés defendió que "el cristianismo ofrece a la humanidad valores tan esenciales como defender la dignidad de las personas, dar voz y protección a los más desfavorecidos".

Centrado ya en el procedimiento que llevó a Jesucristo a morir en la cruz, Fernando Sobrón hizo hincapié en las dificultades que existen en la actualidad para analizar unos hechos que ocurrieron casi dos milenios. "El cristianismo nació hace dos mil años en Palestina y muchas cosas han cambiado desde entonces. Pero si el cristianismo quiere ser una respuesta a los problemas del hoy y del mañana, sin duda debe actualizarse, mirando hacia el pasado, pidiendo perdón por los errores cometidos, pero también mirando al futuro, teniendo como bandera la Palabra de Jesús, porque en esa palabra está la vida y la vida es la luz de los hombres", concluyó el sentenciador.