Acaba de cumplir sus tres primeros meses al frente de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural y ya se desenvuelve en ella «como pez en el agua». Si en su etapa como entrenador apostaba por el «fútbol de contacto», Rodrigo Sánchez Haro hace ahora lo propio en política y, en lugar de esperar a que sus asesores le cuenten los problemas de uno de los sectores económicos más importantes de Andalucía, este almeriense de Turre, hijo de panaderos, hace suyo el eslogan de «carretera y manta» y se patea de lunes a domingo las ocho provincias para «conocer de verdad, de primera mano», la realidad que viven los agricultores y pescadores de esta tierra.

Hace unos días visitó por vez primera el marco Montilla-Moriles, donde mantuvo una reunión con representantes del sector del vino.

-¿Qué sensación tiene tras haberse reunido con bodegueros, cooperativistas y viticultores de Montilla-Moriles?

-El sector está muy asentado pero hay que reconocer que traslada una cierta preocupación por el descenso progresivo del número de hectáreas de cultivo. A esto se une el estancamiento de los precios de la uva y del vino, que hace difícil la sostenibilidad del sector y la necesidad de impulsar tanto el relevo generacional en las explotaciones como la dimensión de las mismas, ya que hay muchos minifundios.

-¿Qué salidas vislumbra?

-Pese a todas las dificultades, el del vino es un sector con futuro. Ya en agosto hubo una reunión entre el Consejo Regulador y la Consejería de Agricultura para buscar soluciones que permitan su viabilidad. Hay que estudiar la situación desde un punto de vista global para ver qué se puede mejorar en todos los procesos.

-¿Y existe alguna posibilidad de hacer rentable una actividad como la viticultura?

-Confiamos en que sí. La Ley de Agricultura y Ganadería, que se debatirá en el Parlamento andaluz en otoño, prevé mecanismos para hacer viable toda la cadena y aporta fórmulas de colaboración que el sector debe saber aprovechar. Por otro lado, desde la Consejería de Agricultura se ha venido apoyando la reestructuración del viñedo en Córdoba con más de 30 millones de euros desde 2001, lo que supone el 35 por ciento de los fondos concedidos en Andalucía. En total, 1.250 viticultores han podido modernizar más de la mitad del viñedo que existe en la provincia.

-Una de las primeras medidas que adoptó como consejero fue la de paralizar el traslado a Córdoba de la Estación Enológica.

-Bueno, nuestra idea es impulsar el uso eficaz de estas instalaciones, de modo que se consolide como centro referente de innovación e investigación vitivinícola. Para ello se está reforzando la colaboración con el sector y con las instituciones públicas, para lograr un uso más eficaz y eficiente de los medios humanos y materiales.

-¿Se ha conseguido ya algún avance en esa línea?

-Por supuesto. La última petición de colaboración recibida ha sido la de la Fundación de Control de Calidad Alimentaria de Andalucía, que se encarga de certificar los productos de las Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) andaluzas.

-¿Y en qué se concreta esa colaboración?

-Desde el pasado 18 de agosto, esta fundación tiene a su disposición las instalaciones de la Estación Enológica para el entrenamiento y la cualificación de profesionales que conformarán un panel de cata propio de la entidad, lo que le permitirá cumplir con el proceso de acreditación por parte de la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC).

-¿Se ha planteado desde la Junta ampliar el ámbito de actuación de este servicio?

-Claro, la idea es aumentar su eficiencia porque, en la actualidad, presta servicio principalmente en el ámbito regional, aunque puntualmente también se hacen trabajos a nivel nacional. La Estación Enológica de Montilla ofrece apoyo analítico al sector privado y a las instituciones de control e inspección públicas del vino, de los vinagres y de las bebidas espirituosas, además de colaborar con instituciones públicas y privadas. Por otro lado, da información muy valiosa para el sector acerca del estado de maduración de la uva mediante prospecciones y análisis realizados en parcelas representativas del marco.

-El sector del vino le transmitió también su preocupación por la escasez de lluvia.

-Es cierto. Aunque hasta el momento no hay sequía declarada oficialmente, la situación es preocupante y estamos haciendo un seguimiento continuo en las diferentes provincias. En Córdoba van ya cuatro años agrícolas con precipitaciones por debajo de la media histórica que, en el caso de la capital, rondaría los 600 litros anuales por metro cuadrado.

-¿En qué medida está afectando esta falta de precipitaciones?

-La incidencia es notable pues prácticamente todas las producciones agrarias de la provincia se han visto afectadas. Las consecuencias también se están haciendo palpables entre los ganaderos, porque los acuíferos no llegan a la cantidad de agua necesaria para generar pastos.

-¿Ha previsto la Junta alguna medida al respecto?

-Estamos ultimando un protocolo para el caso de que se declare finalmente la sequía, que incluye desde la promoción de seguros agrarios al apoyo a su contratación con ayudas. Pensamos sinceramente que es el mejor instrumento de previsión en manos de los agricultores.

-¿Y hay alguna otra posibilidad de proteger al sector?

-Estamos ultimando una serie de medidas normativas, en colaboración con la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. No obstante, lamentamos que el Gobierno central no aplique todas las reducciones al IRPF que hemos solicitado.

-¿Qué valoración le merece la Mesa del Regadío?

-Compartimos sus reivindicaciones y les vamos a acompañar en este recorrido. Ni mucho menos queremos que se le quite el agua a agricultores que ya la tienen, pero hay que hacer una mejor distribución y aprovechar todos los recursos disponibles. Lo que se reclama es que haya justicia en el reparto nacional del agua, por lo que pedimos que el Ministerio de Agricultura y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir sean sensibles: entre todos debemos conseguir que Córdoba tenga más agua porque hay más tierras que podrían ponerse en regadío. No olvidemos que el agua es la vida para el campo.