La Sentencia Romana a Jesús -que este año protagonizó el jurista pacense Antonio Narváez Rodríguez, magistrado del Tribunal Constitucional- y la representación dramática de La Pasión volvieron a servir de prólogo de excepción para una Semana Santa que estuvo marcada por el buen tiempo en Montilla, con temperaturas máximas que llegaron a sobrepasar los 30 grados en los días más esperados.

Un año más, los niños fueron los encargados de abrir de par en par las puertas de la Semana Santa de Montilla, durante una jornada de Domingo de Ramos que cuenta con la innegable impronta de la Familia Salesiana. Al mediodía, la Hermandad de Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén puso en la calle un cortejo preparado por el claustro de profesores del Colegio Salesiano. Ya por la tarde, la Hermandad del Santísimo Cristo de la Juventud celebró su estación de penitencia desde la parroquia de Santiago.

Si el Cristo del Perdón llenó de sentido cofrade la noche del Lunes Santo, al día siguiente fueron tres las cofradías que se echaron a la calle: la Vera Cruz, la Santa Cena y la Humildad.

Tras la procesión del silencio con el Cristo del Amor, el Jueves Santo tuvo lugar el acto del Prendimiento en la Plaza de La Rosa.

Unas horas más tarde, el Cristo de la Misericordia fue izado en el Llanete de la Cruz para ser colocado en su paso frente a María Santísima de la Amargura. Ese mismo Viernes Santo, la calle Ancha volvió a cobrar vida gracias a la Hermandad del Nazareno, especialmente durante el tradicional acto de La Lanzada que la Centuria Romana Munda dedica al crucificado de La Yedra. Por la tarde, el protagonismo se trasladó hasta la cercana capilla de la calle Fuente Álamo, desde donde celebró su estación de penitencia la Hermandad del Descendimiento. Un poco más tarde, el Santo Entierro cerró los desfiles de Pasión desde la iglesia de San Agustín, a la espera de lo que ocurrió el Domingo de Resurrección de la mano de la Hermandad del Santísimo Cristo Resucitado.