Calles cortadas, garajes y locales comerciales anegados y un gran número de vecinos indignados por la situación en la que se encuentra la red de alcantarillado de Montilla. Esas fueron las consecuencias de la tromba de agua que se registró en la localidad entre las 14.45 y las 16.00 de la tarde del pasado 17 de septiembre y que provocó importantes balsas de agua en varios puntos de la ciudad.

El aguacero, que estuvo acompañado de un intenso aparato eléctrico, provocó problemas en la avenida de la Constitución, donde los garajes de las viviendas situadas frente al colegio Gran Capitán volvieron a inundarse, obligando a los voluntarios de la Agrupación Local de Protección Civil a hacer uso de bombas extractoras para achicar el agua de los bajos de las viviendas.

En la avenida del Marqués de la Vega y Armijo, la calzada y los acerados se vieron inundados rápidamente por el agua en el tramo que discurre entre la estación de ferrocarriles y las instalaciones de las Bodegas Gracia Hermanos, una situación que volvió a repetirse el pasado 12 de octubre. Junto con la estación de servicio que existe en esta vía --y que se vio afectada por la tromba de agua--, resultaron perjudicadas varias viviendas y empresas situadas en las inmediaciones de la estación de ferrocarril, donde sus propietarios se vieron obligados a limpiar el lodo provistos de fregonas, escobas y palas.

Otro de los puntos donde se acumuló gran cantidad de agua fue en la calle Conde de la Cortina, entre las Bodegas Pérez Barquero y el IES Inca Garcilaso, donde la Policía Local restringió el tráfico.

También permanecieron cerradas al tráfico durante unos minutos la avenida del Marqués de la Vega y Armijo, el entorno del Llano de Palacio y la avenida de la Constitución donde, según los testimonios de varios vecinos, la tromba de agua provocó la salida desde las alcantarillas de numerosas ratas, algo que ocurrió en otros puntos del casco urbano, como en las calles Aguas, Zarzuela Baja y Ronda de Curtidores.

De igual modo, el entorno de la Fuente del Pez se vio gravemente afectado por las lluvias, como consecuencia de la acumulación de aguas procedentes de la calle Batalla de Garellano y del camino de El Molinillo.

Los bomberos tuvieron que intervenir también en el hospital comarcal donde, al igual que ocurrió en 2013, volvieron a inundarse los dormitorios del cuerpo de guardia, así como el hall de entrada, varios almacenes y tres quirófanos, lo que obligó a demorar algunas operaciones.