La barriada de las Casas Nuevas despidió el pasado 10 de octubre al sacerdote montillano Antonio Gómez Márquez, que falleció a la edad de 86 años. Poco antes de las 12.30 del mediodía y bajo un cielo amenazante de lluvia, el féretro con los restos mortales del párroco de Nuestra Señora de la Asunción fue conducido a hombros desde la ermita de La Merced hasta el templo mayor de las Casas Nuevas.

El ataúd, cubierto con la bandera de la hermandad del Señor en la Santa Cena, María Santísima de la Estrella y Nuestra Señora de Las Viñas, fue portado por costaleros de la propia cofradía, de la que era consiliario de honor.

Tras el féretro, familiares, amigos y feligreses formaron parte de un cortejo que abría la cruz parroquial, portada por Salvador Ruiz, delegado diocesano de Apostolado Seglar.

Nacido en Montilla el 2 de julio de 1928, Antonio Gómez fue ordenado presbítero con 22 años. Primeramente ejerció su ministerio sacerdotal como coadjutor de la parroquia de Santa María del Soterraño en Aguilar de la Frontera, entre 1951 y 1954.

El 25 de julio de 1954 fue nombrado párroco de La Asunción de Montilla, templo que ayudó a levantar con sus propias manos y al que permanecerá vinculado para siempre.

Querido y admirado por todos los vecinos del barrio, Gómez recibió en 2008 el homenaje del Ayuntamiento, que rotuló una zona verde con su nombre.

Primer consiliario de la Hermandad del Señor en la Santa Cena, el sacerdote fue uno de los impulsores de la construcción, a principios de la década de los cincuenta, de la popular barriada de El Gran Capitán.