Hace 30 años, exactamente el 24 de enero de 1986, la sonda interplanetaria Voyager II (NASA) pasaba a sólo 81.500 kilómetros de las capas más altas de la atmósfera del planeta Urano. A pesar de ser un planetas de gases, Urano es muy diferente a los planetas gigantes Júpiter y Saturno. De hecho, los astrónomos ahora clasifican a Urano y Neptuno como "gigantes de hielo". Muchos de los exoplanetas que se están encontrando alrededor de otras estrellas entrarían en esta categoría. Aunque las densas atmósferas planetarias de Urano y Neptuno están compuestas sobre todo de hidrógeno y helio, ambos planetas poseen una proporción alta de hielos de agua, amoníaco y metano, junto con trazas de hidrocarburos. Urano fue descubierto el 13 de marzo de 1781 por el astrónomo inglés Sir William Herschel. No obstante, su nombre fue acuñado por el astrónomo alemán Johan Elert Bode, quien usó la versión romana del dios del cielo de la mitología griega, Urano, padre de Cronos (Saturno) y abuelo de Zeus (Júpiter). En menos de una década, el químico alemán Martin Klaproth bautizó a un nuevo elemento químico como "uranio" en honor al planeta Urano.

Cada vez es más evidente a los astrónomos que Urano es un planeta bastante raro. En 1986 Voyager II encontró a un planeta sin apenas ninguna característica en colores ultravioleta y visible, sin apenas nubes o tormentas como las detectadas en Júpiter y Saturno. En efecto, el disco de Urano tal como lo observó Voyager II apenas muestra detalles, siendo el planeta una bola casi completamente lisa de color blanco azulado.

El responsable de este color parece ser el metano de la atmósfera, dado que esta molécula absorbe completamente los colores rojos. Años después, una vez mejoradas las técnicas observacionales con los telescopios en Tierra, sí se ha hallado actividad sobre el disco de Urano, mostrando rasgos de cambio de estación y aumento de actividad meteorológica.

Por otro lado, el eje de rotación de Urano está muy inclinado, tanto que sus polos se hayan donde debería estar el ecuador, girando de forma muy extraña. Así cada polo recibe 42 años de luz solar ininterrumpida tras los que vienen 42 años de oscuridad. La sucesión de día y noche sólo ocurre durante primavera y otoño, siguiendo un ciclo de 17 horas. Se cree que la falta de detalles en la atmósfera de Urano en la imágenes de Voyager II es debido a que entonces estaba en pleno invierno, con el polo sur apuntando casi directamente al Sol. La justificación que se suele dar para explicar la alta inclinación del eje de rotación de Urano es que el planeta colisionó en el pasado con un gran objeto: una luna quizá, aunque algunas hipótesis hipótesis sugieren incluso el choque con un planeta más grande que la Tierra.

Otra peculiaridad de Urano es que, a pesar de estar más cerca del Sol que Neptuno, éste es más caliente. Los científicos han descubierto que, a diferencia del resto de planetas, Urano es muy frío (224 grados bajo cero) porque apenas irradia calor interno. Existen teorías que justifican la falta de calor interno de Urano con el violento choque que se