La increíble historia de amistad y goles de Leo Messi y Luis Suárez sigue rebasando barreras. En el partido del miércoles ante el Sevilla alcanzaron entre los dos los 50 goles en la Liga, más de los que han marcado 16 equipos de Primera División. Solo Real Madrid (78), Atlético (55) y Sevilla (52) superan esa suma. Los dos colmillos del tridente están muy finos en el tramo decisivo de la temporada. Parece mentira que su asombrosa sincronía, futbolística y personal, comenzara por pura casualidad. Porque Suárez era segundo plato.

Verano del 2014, el Barça navega taciturno tras la funesta campaña de Tata Martino y busca un estímulo en el mercado. El objetivo es el Kun Agüero, loco por dejar la bruma inglesa y, además, gran compadre de Messi. Pero el jeque del Manchester City pasa a la acción, no quiere perder a su jugador franquicia, le pone un avión privado hasta Dubái y le planta delante un contrato que duplica las cantidades que le ofrece el Barça. Es una oferta que Agüero no puede rechazar. Compungido, telefonea a su amigo Leo para decirle que se queda en la Premier.

LA CONEXIÓN FAMILIAR

La secretaría técnica azulgrana se encuentra con las manos vacías y cambia el rumbo: Luis Suárez. El uruguayo tiene muy avanzado el trato para ir al Madrid. Sin embargo, cuando le informan de que el Barça lo quiere rompe amarras con el Bernabéu. Ya solo desea ir al Camp Nou, un sitio en el que apuestan por él pese a que medio mundo lo deplora por su bochorno en el Mundial ante Chiellini. Suárez comunica al Liverpool que su futuro tiene que estar en el Barça, que paga 79 millones por un futbolista apestado por la FIFA y que no podía debutar hasta tres meses después. Cuando llegó ni siquiera le dejaban entrenar, pero en el vestuario el flechazo fue rápido y la conexión se extendió al ámbito familiar. Tres temporadas más tarde, Messi y Suárez forman una pareja fuera de serie.

En el campo no hay defensa que pueda vivir tranquilo en presencia de estos predadores sin igual. Con los dos al Sevilla, Messi lleva 27 goles en la Liga (y 6 disparos a los palos, más que nadie) y encabeza el Pichichi y la Bota de Oro europea (Aubameyang, el gabonés del Dortmund, es el segundo con 25). También en términos relativos arrasa: marca un tanto cada 79 minutos. Pero es que los números que revolotean alrededor del cinco veces Balón de Oro trascienden cualquier dimensión. Ahora mismo le faltan 4 goles para alcanzar los 500 en partidos oficiales.

EL ‘URUGUASHOW’

Suárez fue Pichichi la temporada pasada (40 goles) y ahora está perfeccionando su 'uruguashow'. «Si eres delantero, siempre tienes la noción de dónde está la portería. Vi la pelota en el aire y no quedaba otra». Así describía Suárez la cabriola con la que anotó su golazo el miércoles. El charrúa contabiliza además 10 pases de gol, y un total de 31 tantos entre todas las competiciones. Son ya 116 en sus 138 partidos como azulgrana.

Tomada como si fuera un 'spin off' del tridente formado con Neymar, la dupla experimenta además un alivio cuando se viste de azulgrana. Suárez queda lejos de ser el del Barça cuando se pone la celeste uruguaya, y no digamos Messi, que malvive, siempre en entredicho, cada vez que cruza el charco. Ayer de nuevo proliferaban en las redes las groserías que le reprochan que no haga con Argentina lo que hace con el Barça. Pero aún eran más abundantes los halagos por su gesto cómplice con la campaña contra el cáncer infantil del Hospital de Sant Joan de Déu.