La Semana Santa ha tenido también este año gran brillantez, pese a la constante amenaza de lluvia. Se abrieron los desfiles el Domingo de Ramos con la Pollinita, uno de los pasos con más tradición en la localidad, seguida por los de Jesús Orando en el Huerto, la Virgen de la Estrella y San Inocencio Mártir, Jesús de la Bondad, la Virgen del Divino Consuelo, San Juan Evangelista y San Felipe Neri. El Lunes Santo salió la Cofradía Franciscana, con Jesús de Medinaceli, Jesús de la Pasión y la Virgen de las Angustias. El Martes Santo contó con la Venerable Archicofradía de Nuestra Señora del Carmen y los pasos de la Congregación Servita: el Cristo de la Humillación y el de Nuestra Señora de los Dolores. También de la iglesia de San Mateo salieron la Cofradía de el Cristo del Amor, el Misterio de la Crucifixión y María Santísima de la Paz (Campanitas).

La salida procesional de la Cofradía del Valle protagonizó el Miércoles Santo lucentino. Sus dos pasos procesionales, Jesús del Valle y María Santísima de la Amargura, salieron desde la iglesia desde la iglesia mayor de San Mateo.

Ya en la medianoche empezó el desfile de la Cofradía del Santísimo Cristo del Silencio, que partió desde la iglesia mayor parroquial de San Mateo. Merece la pena subrayar que esta solemnísima procesión que recorrió el centro de Lucena acompañada por varios miles del personas y con el único sonido de fondo de los tambores roncos enlutados y la trompeta de toque de silencio.

El Jueves Santo se abrió en la ermita de Dios Padre con los pasos de la Santa Fé, Nuestro Padre Jesús en el Sagrado Lavatorio y Nuestro Padre Jesús Preso. Después, desde la histórica iglesia parroquial de Santiago Apóstol, situada en el corazón de la antigua judería lucentina, salió la Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Amarrado a la Columna y María Santísima de la Paz y Esperanza. El Cristo de la Columna es obra de Pedro Roldán y Onieva y data de 1.675. Como siempre, resultó emocionante el paso de la Columna por la estrecha calle Flores , donde los santeros se tienen que emplear a fondo para que no roce son los balcones de las casas. Tras el mismo venía la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Caído y María Santísima de la Salud, que salió también de Santiago. Finalmente, como es tradicional, cerró el desfile procesional de Jueves Santo lucentino la Hermandad del Cristo de la Sangre y María Santísima del Mayor Dolor, que partió desde la parroquia de Santo Domingo de Guzmán. La imagen del Cristo de la Sangre es de origen colonial y fue traída desde Méjico en el siglo XVI.

El Viernes Santo se abrió a las seis de la mañana con la salida desde la Capilla de las cinco procesiones de la Venerable Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, con la procesión de su titular y las de la Santa Mujer Verónica, Santa María Magdalena), San Juan Evangelista y Nuestra Señora del Socorro. La ciudad se vistió de morado, que es el color de las túnicas de santeros y hermanos de Jesús, acompañados por las penitentes. Santeros y manijeros consiguieron unos espléndidos desfiles y Jesús Nazareno impartió la bendición en varios lugares de su recorrido.

El itinerario procesional Nazareno culminó en la Capilla y a las pocas horas de encerrarse la procesión fallecía en su domicilio uno de los santeros de la procesión, José Ranchal, a los 44 años de edad, una persona muy querida y apreciada en la ciudad.

Las procesiones de la jornada se cerraron con el Santo Entierro y la Santa Cruz. El Sábado Santo la plaza de Santiago se abarrotaba para ver la salida desde la parroquia de la Virgen de la Soledad, cuya procesión fue acompañada por 130 mujeres con mantilla. El Domingo de Resurrección salió la Cofradía Franciscana de Jesús Resucitado y Nuestra Señora de los Angeles. Cabe destacar la brillante actuación en distintas procesiones de la Agrupación Musical del Santísimo Cristo de la Humillación-Servitas y de la Banda de Música de Lucena.