Los expertos aseguran que a la hora de aprender un idioma hay que tener claro por qué lo hacemos. Cuando decides aprender un nuevo idioma, lo realmente importante es comprometerse al máximo.

Hay que sumergirse en el aprendizaje y practicar a diario. El mayor beneficio de hablar otro idioma es poder comunicarte con otros. Ser capaz de mantener una conversación sencilla es una recompensa increíble en sí misma. Alcanzar metas de este tipo pronto hará que te sea más fácil seguir motivado y practicando la que un hablante de español, de hebreo o de holandés piensa, pero el truco está en usar el idioma para construir tu propia realidad idiomática. Para practicar lo aprendido en las clases es ideal encontrar un compañero. Tener a alguien que te acompañe en tu aventura para aprender idiomas, te empujará a seguir intentándolo un poco más. Si tu objetivo desde el principio es mantener una conversación, hablar con gente hará que el proceso de aprendizaje siga siendo relevante para ti. Lo importante es divertirse aprendiendo de cualquier forma que sea creativa. Piensa en alguna manera divertida de practicar tu nuevo idioma. Puede ser que la llave para ser capaces de aprender tan rápido como lo hacen los niños esté en tomar determinadas actitudes infantiles, como la falta de conciencia de uno mismo, el deseo de jugar en la lengua y la disposición a cometer errores.